Pablo Maqueda es responsable de la mejor película española del año, al menos hasta la fecha de hoy. Con su "Manic Pixie Dream Girl", verdadera representante de lo que podía dar de sí el 'movimiento' #LittleSecretFilm, proyectos filmados en 24 horas con medios muy limitados y en los que se premiaba -sobre todo- la ejecución e imaginación, sentaba cátedra y confirmaba a Rocío León como una de las mejores actrices dramáticas de este país. El anuncio de su "#RealMovie" se me antojó particularmente estimulante, no obstante, no puedo evitar tener la sensación de que no es capaz de sobrevivir a sus promesas.

"#RealMovie" nos plantea un juego del gato y el ratón: una joven ha sido secuestrada y una actriz de cine, su hermana, deberá rescatarla participando en ciertas pruebas a modo de yincana por la ciudad. De lo contrario, la primera moriría. Para darle un enfoque un poco más apocalíptico, se nos confirma que la relación entre ambas estaba más o menos rota a causa de ciertas rencillas familiares, lo que motiva la inclusión de ciertos flashbacks que deberían crearnos algo de empatía con su personajes.

La idea no es nueva, desde luego, pero la ejecución en este caso no ha sido la más adecuada, creándose una especie de Black Mirror patrio en el que vemos cómo los feeds de Twitter se imprimen sobre la pantalla para darle un punto social y 2.0. al esqueleto narrativo. Tristemente hay poca imaginación, los retos no generan interés, y -siento decirlo- creo que ni siquiera las actrices hacen un trabajo tan bueno. Tampoco malo, pero desde luego está muy lejos del recital que daba Rocío en "Manic Pixie Dream Girl". "#RealMovie" puede verse (no llega a una hora), pero tampoco aportada nada. De hecho lo mejor del film son sus sensacionales títulos de crédito animados, un poco a lo Pantera Rosa de Friz Freleng con un puntillo Saul Bass.