He aquí una de esas películas que, junto a otras como 'Payasos asesinos del espacio exterior' o 'La divertida noche de los zombies', vi en mi infancia y que casi había olvidado completamente. Internet es una mina, y los foros y blogs un medio perfecto para -aportando poquitos datos- encontrar estas cintas casi olvidadas en el subconsciente pero que, como todos hemos visto alguna vez, al final acabamos recordando. Así es: la vi con unos cinco años y hasta hace dos meses no había dado con ella. Y ahora que la he vuelto a ver, no puedo hacer otra cosa que mirarla con ojos de niño y disfrutarla como lo que es: un entrañable pasatiempo que, pese a que su calidad fílmica es cero, aún consigue sacarme sonrisas simplemente con recordar algunas de sus escenas.

La historia es absurdamente tonta: un grupito de ¿adolescentes? quieren divertirse y mencionan unas palabras en un cementerio, procedentes de un pergamino que hace 300 años -según las leyendas- levantaron a los muertos de sus tumbas. El proceso, evidentemente, se repite. Los jóvenes se van a una fiesta y los muertos empiezan a aparecer. Pero no están hambrientos, no es una película de terror, sino una mezcla de esto con comedia, un humor muy liviano y entretenido que, si bien carece de mucha miga, al menos es totalmente entrañable. Puro espíritu ochentero de serie B.

Lo cierto es que este telefilme realizado para emitirse en la noche de Halloween americana no es nada del otro jueves, eso está claro. Los actores tampoco destacan, y de hecho salvo un par, todos han desaparecido del mapa. Pero eso da igual. Este tipo de películas se ven con otros ojos y si bien entiendo totalmente razonable que alguien la vea a día de hoy y le de un uno, también considero importante que, los que la hayan visto a una temprana edad y hayan gozado con ella, la vuelvan a disfrutar por los viejos tiempos. Por que entretiene y se pasa genial con esta cinta de Jack Bender; ya quisieran muchas haber envejecido así de bien.