Lo cierto es que casi toda la animación asiática que vemos viene de Japón, por lo que localizar una obra hongkonesa, coreana o tailandesa del género es bastante complicado. Oseam viene de Corea del Sur, quizá la que más se prodiga tras Japón en este campo, aunque siempre con resultados bastante extraños: hay buenas intenciones, pero no fluyen bien y se estancan en un tope.

Oseam anda exactamente en esa línea, aunque al menos podría decirse que es relativamente interesante dada su premisa: un par de huérfanos viven a como pueden hasta que son acogidos por una comunidad budista. El más pequeño es feliz, despreocupado, no en vano tiene 5 años, mientras que la mayor, una joven de 12, es ciega. La situación inicial es, obviamente, dura: un par de críos que han de ganarse el pan como sea y encima ella tiene el problema de la falta de visión. El hecho de ser huérfanos también les provoca ser rechazados o vistos de mala manera, etcétera.

El contraste que ofrece todo esto es bastante amplio si tenemos en cuenta el marco, un templo budista, y la resolución de todos los problemas basándose en la religión y la fé. Hay un mensaje pro-budismo -o eso me ha parecido- tan, tan fuerte, que acaba jugando en contra. Parece casi un anuncio para reclutar monjes; y para ello además se juega con la sensibilidad. Se le añade un final triste, demoledor, que recuerda y huele de lejos a un intento de "La tumba de las luciérnagas". Y no, tranquilos, no os he estropeado el final, pues no acaban igual.

La animación es simple y llanamente pasable, sin nada que destaque. Lo mismo el diseño de personajes -totalmente tópico-, ni las animaciones, ni nada. Quizá se salvaría algún fondo, pero no es nada del otro jueves en realidad. Cualquier serie de animación japonesa actual está bastante mejor dibujada. En resumen, Oseam es una cinta con buenas intenciones que acaban jugando en contra por que la historia nunca hace pie, ni es tan emotiva como lo intenta. Un quiero y no puedo, en definitiva.