Cuando hace tiempo vi "Las aventuras del Príncipe Achmed", me quedé sencillamente alucinado. Una película de los años 20, con una animación fantástica usando sombras chinescas en lugar de los ahora comunes dibujos, todo de forma fluida y muy original. Era una auténtica obra artesanal que debió costar un horror realizar, pero que mereció la pena desde el primer segundo hasta el último. Michael Ocelot, también animador europeo, se labró un nombre con la original "Kirikú y la bruja", otra cinta muy especial y con un estilo propio.

Para su segundo largo, "Príncipes y Princesas", Ocelot apuesta por lo que tan bien le funcionó a Reiniger. Nos presenta cuatro historias precedidas de algunos diálogos simples, un par de jóvenes y un anciano que hablan de que les gustaría representar algunas historias y así ocurre. La cinta, enfocada principalmente a los infantes, consigue atrapar a cualquiera que tenga un mínimo de apego por el género: se nota que es de 2000, evidentemente, pero respeta al 100% el estilo de Achmed y lo fusiona con las innovaciones típicas de la actualidad.

Durante el primer corto ya se deja claro lo que vamos a ver: una pequeña maravilla animada con unos con efectos de luz prodigiosos fundidos con fondos apagados, planos, con personajes "recortados", pero sin embargo llenos de energía y movilidad. La escena de la canoa es sencillamente una gozada, por citar sólo una de entre las muchas destacables que hay a lo largo de estas cuatro historias. Es simple argumentalmente, de hecho el guión es eso... simples cuentos, ideas enlazadas que no buscan reescribir las bases del género, ni ser épicas. Sólo suficientes, y lo son. Sin duda, una gran muestra del cine de animación francés -europeo, más bien-, que sin ser especialmente brillante, al menos si que resulta muy, muy recomendable. Ocelot continuó con "Kirikú" más adelante -con una película terrible, a mi juicio- y con la algo sobrevalorada "Azur y Asmar", pero bueno... con echar la vista atrás, sus dos primeros trabajos son realmente destacables.