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Voto de Caith_Sith:
7
Fantástico. Drama. Cine negro Según palabras de Guy Maddin, "Keyhole" es un relato paralelo a "La Odisea" de Homero donde un ganster retorna al hogar tras una larga ausencia regresa llevando consigo a una chica ahogada que ha retornado misteriosamente a la vida, y un atado y amordazado rehén, que en realidad es su hijo adolescente, Manners. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Canadá ha sido la cuna de grandes personalidades del mundo del cine, o al menos de algunos de los realizadores más personales, con mundos propios e ideas incomparables. Sirve pensar en David Cronenberg, quizá el más famoso de todos ellos, y yendo a círculos minoritarios, en Guy Maddin. Este currante nato lleva 25 años ofreciendo al cine una visión única en la que la pesadilla se confunde con el sueño, habiendo sido comparado innumerables veces con David Lynch aunque su cine se acerque más al surrealismo primigenio y al avant-garde de un Buñuel, un Cocteau o una Maya Deren. Nos ha contado historias autobiográficas, ha hecho de guía en hospitales psiquiátricos e incluso se ha atrevido a convertir el mito de Drácula en un ballet extrañísimo. Con "Keyhole" va más allá ofreciendo un relato de fantasmas y casas encantadas en el que dos planos de la realidad se mezclan entre sí para presentarnos a varios personajes que deambulan perdidos en el entorno y en si mismos, intentando salir del fondo del océano y tomar aire, sin saber que en al superficie la cosa no está más despejada que cuando estaban sumergidos.

Con elementos de cine negro y mucho de sobrenatural, sigue así la historia de un hombre que lidera una banda de criminales y que con la ayuda de una joven ciega se adentra en una casa para buscar a su mujer. La premisa es sencillísima y la ejecución de Maddin puede parecerlo, pero nada más lejos de la realidad. El realizador vuelve a dar muestras de su talento y aliado con el director de fotografía Benjamin Kasulke crea una ambientación malsana que llena cada fotograma, convirtiendo la experiencia en una especie de sueño lúcido en el que nos vemos introducidos y tratando de investigar los porqués de lo que ahí está ocurriendo. De pronto dejamos de ser espectadores pasivos y asumimos un rol, Maddin nos mete dentro de la cabeza de sus personajes e incluso considerando la distancia que se crea a nivel narrativo (cuya regla máxima es que no hay ninguna en absoluto) es imposible despegar los ojos de la pantalla. Cine único e intransferible, tenebroso e inquietante, pero al mismo tiempo bellísimo, impagable. Es una película difícil pero si consigues entrar, te va a costar salir. Una de las mejores producciones del pasado 2011, para deleitarse y perderse en sus imágenes atemporales una y otra vez.
Caith_Sith
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