Protégé es un ejemplo de cómo un director, en este caso Tung-Shin Yee, puede comprimir en dos horas una historia vista desde las dos caras de la moneda. Pero lo sorprendente no es esto, que hemos visto millones de veces, sino el narrarlas con todo lujo de detalles, perfilando personajes creíbles, cada uno con sus motivaciones y problemas, cada uno realmente rico, lleno de posibilidades. La historia podría resumirse en un cruce entre la multipremiada Infernal Affairs/Infiltrados (de hecho Andy Lau era protagonista de IA) y la espléndida Requiem por un Sueño.

Así, se nos presenta a un policía que lleva nada menos que 8 años actuando de traficante. La finalidad es cazar a Quin, el líder del negocio de la droga. Por otra parte, a medida que Nick (el protagonista) va subiendo escalones y obteniendo responsabilidades, se siente culpable de los problemas que arrastra su vecina, de la cual evidentemente se enamorará pese a no ser la chica más indicada -una drogadicta con una niña pequeña-. Lo bueno de Protégé es que no cae en los tópicos. Ni nadie es muy bueno ni nadie es muy malo, cada personaje tiene ambas cosas, con lo cual todo es tremendamente realista y, por tanto, ciertamente demoledor en escenas concretas -comento en spoiler-.

Las interpretaciones son fantásticas, comenzando por Daniel Wu en el papel de Nick, haciendo un "infiltrado" notable, a la altura de Tony Leung/Andy Lau en Infernal Affairs. Por otra parte, este último -Andy Lau- se encarga de ser el teórico villano con solvencia -teórico por que el verdadero es la droga en si misma-. Anita Yuen, esposa de Lau, y Louis Koo, marido de la vecina yonki, también regalan buenas interpretaciones. Pero lo cierto es que Protégé debe mucho a Jingchu Zhang, una actriz que yo personalmente desconocía y que está enorme, fantástica, digna de todos los premios posibles gracias a su magistral interpretación como madre yonki, demostrando un montón de tablas y registros. Impresionante.

Buena fotografía, buena música, un guión sólido y sin fisuras... Tung-Shing Yee tiene estilo y rueda bien, dirige fantásticamente a los actores y sabe fundir imágenes y música. Casi nada. Todo esto, sumado a las interpretaciones, convierten "Protégé" en una película obligada y, de momento, la mejor cinta hongkonesa de 2007.

Eso sí, vaya por delante que la película es bastante realista y especialmente dura, con un final tremendamente macabro, sin llegar a atormentar tanto como "Requiem por un sueño", pero consiguiendo exactamente lo mismo, concienciarnos con respecto a las drogas y sus demoledores efectos, tanto directos como colaterales.