La cinta de animación europea más cara de la historia no consigue destacar en ningún aspecto, pero al menos supone un entretenimiento menor, orientado para los más pequeños de la casa. Es innegable que Luc Besson ha logrado una fábula amable e infantil, con una buena factura técnica tanto en lo referente al mundo de los Minimoys como a las secuencias de acción real.

Especialmente destacable es el diseño de los Minomoys, muy cuidados todos ellos y en especial los protagonistas, siendo la princesa genial. La personalidad de cada uno está bien definida, así como sus gastos; El nivel de la animación 3D es brutal, por encima de la media, y el mundo creado por Besson para narrar esta fábula es magnífico.

En contra estáría quizá su simplicidad: Arthur y los Minimoys está centrada en los niños, no es disfrutable por un adulto de la misma forma que por su retoño, y ese sello distintivo de Pixar o Dreamworks con la saga Shrek es lo que hace "naufragar" en su ambición a la película francesa de Luc. Es una lástima, por que con este mundo podría hacerse mucho más.

Los clichés tampoco faltan. El presentarnos seres diminutos en un entorno humano, evidentemente enorme para ellos, significa que nos encontraremos con multitud de escenas "ya vistas" en películas como AntZ, AntBully, Bichos... e incluso Los Diminutos. En fin, tampoco me esperaba ver nada nuevo en esta entretenida superproducción francesa: Bien es cierto que se queda a medias, pero nadie puede negarle su lógica capacidad de entretener. No es ninguna maravilla, pero puede verse.