Believe arranca de forma tremenda, con una toma bastante larga en la que vemos cómo un coche tiene un brutal accidente sin que la cámara abandone el lugar del siniestro. Hay trampas, sí, pero también una gran energía en este inicio que podría considerarse una versión 'slim' del hit de 2013 firmado por el mismo realizador, Alfonso Cuarón, y su espectacular Gravity. Lamentablemente ahí acaba todo lo que uno podría 'creer' porque Believe es un episodio piloto muy, muy flojo, que tiene alguna idea detrás pero está realizado con tan pocas ganas y con un guión tan malo que verdaderamente da pena verlo. Porque con el concepto que tiene podría hacerse algo bueno, pero prefiere moverse en terreno conocido (Touch lo hacía igual de mal), sin entender que eso no lo hará más digerible, ni mejor; simpemente más rutinario, falto de sorpresa.

Tampoco era ninguna garantía la producción de J.J. Abrams, eso sí, que desde que dedica su talento al cine se ha limitado a producir basura en formato televisivo, como "Alcatraz" o "Revolution". "Believe" nos pide que creamos en la historia de una niña especial que debe ser protegida por un recluso a punto de recibir la inyeción letal, siendo apoyados por una organización liderada por Kyle MacLachlan. Casi nada. Y trabajando para él en calidad de mercenaria, la siempre agradecible Sienna Guillory que podría ser (al margen de la primera secuencia) el único placer (visual) de un piloto bastante innane en la mayoría de los casos, e irritable en los demás.

Un ejemplo al azar es el uso de ciertos elementos de realismo mágico que dan mucha (perdón, muchísima) vergüenza ajena, como la mariposa azul (digital) que representa algo así como el destino. También, el montaje paralelo en el que la música toma un protagonismo especial. La temática sobrenatural (una niña con poderes) aplicada a la estructura de una buddy movie podría funcionar en una medida un poco más calculada. Pero hay demasiados agujeros en lo que se cuenta (y en la forma de hacerlo), así que no queda demasiado a lo que agarrarse.

Si se le suma que los actores no son particularmente buenos (sólo se salva la niña Johnny Sequoyah, en un registro similar al de Natalie Portman en Leon), pero es que nada lo es en -al menos- este episodio piloto 'con pedigrí': dirigido por Cuarón (reciente ganador del Oscar) y producida por Abrams (Perdidos). ¿Resultado? Una cosa flojísima que no funciona como piloto porque ni crea interés ni tiene fuerza alguna más allé de presentar una idea y no saber cómo desarrollarla. Dicho de otra forma: yo me bajo aquí.