Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Caith_Sith:
7
Comedia. Drama. Romance Daniel, un irresponsable y simpático artista de graffiti, se gana la vida pintando declaraciones de amor por encargo en las paredes de Copenhague. Está constantemente escapando de los guardias de tráfico, las multas y la policía, pero un día se enamora de Franc, una chica encantadora y tan irresponsable como él. (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2009
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo dos años antes de realizar la presente "Dark Horse", el realizador islandés Dagur Kári ya sorprendió con su interesantísima "Noi el albino" contándonos la -irregular- historia de un joven distante y solitario, centrándose en mostrar cómo pasaba sus días en una remota región de Islandia. Se intuían maneras en aquel trabajo y, sobre todo, habilidad a la hora de desarrollar personajes. Con "Dark Horse" no sólo se confirma que efectivamente había talento por explotar, sino además sirve para que podamos pasara considerara Kári como uno de los realizadores europeos más interesantes de la actualidad.

Dark Horse sigue los pasos de dos amigos radicalmente diferentes entre sí, pero complementarios. Por un lado tenemos a Daniel (Jacob Cedergren), un graffitero sin ningún tipo de futuro que sobrevive como puede, abrazándose al amor como única solución a sus múltiples problemas económicos. Su amigo no es otro que Morfar, una especie de doctor/científico gordo, feo, incapaz de conseguir a una chica, de mentalidad liberal pero que presenta cierta madurez en situaciones límites. Siendo suyas las escenas más cómicas del conjunto no podría haber sido interpretado por otra persona que no fuese el inmenso Nicolas Bro, visto en "Las manzanas de Adam" y los tres films de Christoffer Boe, donde da un recital interpretativo en la extrema "Offscreen". Y paralelamente encontramos a otros personajes igual de trastornados, como la bellísima Tilly Scott Pedersen, una panadera que alivia su monótona existencia drogándose en horas de trabajo.

El cuadro que presenta Kári es el de la nula integración social, personajes apartados del sistema que salen adelante de mala manera, pero no les deja en la oscuridad, sino que intenta llevarlos hacia la luz. Con escenas sencillamente hilarantes (como el -improvisado- examen de Morfar) y otras algo más trágicas, el realizador reserva su última bala para un fantástico tramo final en el que subsisten drama y alegría, amargura y esperanza. Pocas veces una escena de apenas segundos, rompiendo la fantástica fotografía en blanco y negro, había sido tan sutil para mostrarnos una decisión interior en un personaje. Claro que, afortunadamente, Kári tiene cierta habilidad para crearlos, comprenderlos y cuidarlos. Esa cercanía se nota y hace que esta curiosísima película pase a ser algo más que simple rutina: dista de ser excepcional, pero merece -sin duda alguna- un visionado.
Caith_Sith
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow