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España España · Madrid
Voto de paki:
9
Drama. Romance Julie Marsden y su prometido parecen destinados a no compartir sus vidas. Las continuas exigencias y desaires de ella terminan alejando de su lado al hombre que verdaderamente ama. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2010
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto hoy en las noticias que van a cambiar los cuentos infantiles para que no sean sexistas (quieren decir machistas) y las niñas del mañana no sueñen con ser princesas que sueñan con príncipes azules que vengan a rescatarlas de madrastras, brujas, maldiciones o torres aburridísimas... No sé cómo lo harán. A lo mejor ahora serán mujeres autosuficientes, independientes, liberadas de toda servidumbre masculina y pueden aspirar a ser primeras ministras de países muy-muy-muy lejanos, empresarias de las minas de diamantes de los enanitos, diseñadoras de trajes de tules para princesas de gales ocupadas, o reinas madres solteras... Cualquier sabe. Pero a mi ya me ha pillado vieja para dormirme con otros cuentos que los tradicionales. Porque yo nunca quise ser princesa de cuento. Yo quería ser Jezabel, una princesa de cine... Una princesa muy original, es verdad, pero tan venida a más que llega a reina. Es la más. No sé si la peli la hicieron para que las "niñas" como yo, vieran a ese arquetipo de mujer deslumbradora y soñaran con ser así. Ay! que no se me enfade la ministra, que esto no es sexismo, machismo ni feminismo... son sueños, ilusiones, como quien dice: cine. Jezabel es caprichosa, claro; y se hace la tontita, o se mete en carajales donde no sabe cómo va a salir. Pero no porque sea bobita, sino porque le apetece. Por jugar. Por divertirse. Por salir del aburrimiento o de la rutina donde todos y todas están instalados, cada uno en su papel. No, ella se escribe el cuento, el guión o lo que sea, y si hay que sufrir, se sufre... pero porque ella quiere. Porque Jezabel no se cae, no: ella se tira...

Bueno, creo que en la película hay muchas otras lecturas interesantes: la agonía del estilo de vida del sur, con la esclavitud, el sistema de valores rígido y férreo de una sociedad dividida en clases de las que no es posible salir; códigos morales y éticos conservadores para defender esa sociedad que no desea ser removida a despecho de los nuevos tiempos y de la evolución vital... Es verdad, hay muchas cosas de las que hablar, pero yo sigo viendo a Bette Davis, la reina del cine, interpretando a la princesa del Sur, el eterno femenino de lo misterioso, desquiciante, mudable y seductor... Ah! y esa colección de "recortables", como nos gustaba de pequeñas: Bette metida en el miriñaque, saliendo del vestido soso de uniforme de señorita; Bette con el vestido rojo, el escote "palabra de honor que no te miento" y el colgante, estilo siglo XX, de antes de la Guerra de Secesión... Pero yo me quedo con esa mujer preciosa a su manera, llegando con su caballo medio salvaje, como ella, entrando en su casa, dando una patada al vestido y recogiéndolo al aire con la fusta... ¡Dios, qué glamour, qué personalidad y qué fuego! No me extraña que el pobre Henry Fonda estuviera acojonadillo... ¿Ve usted, señora ministra, cómo nada es cómo parece...?
paki
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