Siento la poca originalidad del título de este humilde comentario, pero creo se ajusta a lo que se siente durante el visionado de este discutiblemente definido como "documental".
Esto no es más que la historia de una personal y sorprendente despedida. El adiós a las bambalinas de James Murphy en el cénit de su trabajada y larga carrera que desembocó en los geniales LCD Soundsystem. Una historia breve, ya que la decisión también lo es por lo repentina e inesperada.
Las obsesiones de un todavía confuso e inseguro Murphy, impactado ante lo que él mismo es capaz de hacer, se mezclan con la potencia de las imágenes y la música de un magnífico último concierto en directo en el Madison Square Garden de Nueva York, repleto de incondicionales que, como tú en tu casa, están deseosos de recibir las morbosas vibraciones de unas estrellas, las suyas, que se marchan para siempre de su firmamento musical.
Sin haber llegado a alcanzar las cotas de los grandes dinosaurios, LCD Soundsystem contaban ya con atesorada fama internacional, y únicos en su género, tenían ante ellos un futuro largo y esperanzador sembrado de éxito y dinero. Pero por lo que parece, Murphy ya tenía suficiente.
Como comprobarás hay cosas que ni las mismas personas que las protagonizan comprenden.
Y así se queda uno, encantado con el concierto pero con cara de lástima.
No acabo de creer que este talentoso y singular tipo se calle para siempre, algo sacará dentro de unos años, cuando se le pase la volada. Esperando me quedo.