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Voto de Black Floyd:
10
2008
Vince Gilligan (Creador), Michelle MacLaren ...
8,8
104.321
Serie de TV. Thriller. Drama
Serie de TV (2008-2013). 5 temporadas. 62 episodios. Tras cumplir 50 años, Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de un instituto de Albuquerque, Nuevo México, se entera de que tiene un cáncer de pulmón incurable. Casado con Skyler (Anna Gunn) y con un hijo discapacitado (RJ Mitte), la brutal noticia lo impulsa a dar un drástico cambio a su vida: decide, con la ayuda de un antiguo alumno (Aaron Paul), fabricar anfetaminas ... [+]
19 de julio de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo será spoilers... abajo mis impresiones acerca de esta perfecta obra cinematográfica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Lo primero que se me ocurre decir acerca del personaje de Walter White, o mejor dicho, si tuviera que definirlo de alguna forma y en una palabra, según su principal y más notoria característica, sería: voluntad... Un hombre que, acaso por la dura e inesperada noticia recibida, activa sus reservas vitales, arrostrando la incertidumbre, la angustia, el miedo, y las lleva al extremo, anteponiendo siempre su meta por encima de todas las cosas -hasta de su propia familia, en algunos momentos-, luchando en todo momento contra viento y marea por ese objetivo que, como él mismo dijera en los últimos minutos de la serie -siendo ésta una de las partes más inteligentes de esta serie extraordinaria- , ha intentado alcanzar más por él mismo que por los demás, que por su propia familia... "Me sentía vivo" le confesó a Skyler... me quedé pensando en esas líneas, y me resultan cada vez más perfectas, más reales, más profundas... un hombre virtualmente acabado, que necesita de ese placebo para poder estirar la agonía interior -o atenuarla, mejor dicho- y poder así enfrentar la muerte de una forma más digna.. eso me parece muy creíble, muy humano.
Si recordamos que en un principio, Walt se niega a hacerse el tratamiento, anticipando una muerte indigna, lenta, en la cama de un hospital... este detalle nos revela su verdadero carácter, que asoma definitivamente ante la brutal noticia de su enfermedad.
Las actuaciones son casi perfectas, sobre todo la de los principales actores. Gestualmente, están lejísimos de las actuaciones convencionales... todo resulta creíble.... el llanto, de tristeza o de alegría... los enojos, el miedo... todas las emociones plasmadas de manera brillante. La fotografía, y la música -y el sonido-, son espléndidas. Esas imágenes del desierto donde casi se puede sentir el aire seco, caliente o frío, polvoriento, son notables.
Pero hay detalles que la hacen perfecta. No existe la redención. El final, tan acostumbrado está uno al cine norteamericano, es muy diferente al que imaginaba hacia la mitad de la serie... creí que su familia aceptaría la situación, que lo perdonaría... creí que Hank, de alguna manera, podría haber entendido su actuar (pero esto también es perfecto, porque una personalidad abrumadora, rústica, cuadrada como la de Hank, no podría jamás entender o, mejor dicho, empatizar, con ninguna situación que esté fuera de su alcance, ya sea intelectual, moral, etc.), creí que él y Pinkman (otro personaje interesante, que despierta rápidamente la simpatía y la ternura del espectador) terminarían amigos y que él lo lloraría en el hospital, una vez muerto.
Pero no... nada de eso sucedió... mucho más ajustado a la vida real, los capítulos finales son demoledores, de tan certeros (más allá de la gran MacGyver del capítulo final)...
En esa escena donde Walt caricia a su pequeña hija (a quién no volverá a ver jamás), y en donde recibe la primera mirada de compasión de su esposa después de mucho tiempo... esa escena donde ve a su hijo lisiado, entrar a su casa, sin que él lo vea, sabiendo que fue la última vez... y todo esto sin melosos acompañamientos de música (el camino más fácil para cualquier otro director), resultan impecables, imposibles de igualar. Le dan seriedad, solidez, a una serie ya de por sí, inexpugnable.
Es una serie que no podré olvidar... sus personajes se me hicieron carne... son reales, tanto que hoy no sé que diablos voy a hacer, sin su acostumbrada presencia.
Si recordamos que en un principio, Walt se niega a hacerse el tratamiento, anticipando una muerte indigna, lenta, en la cama de un hospital... este detalle nos revela su verdadero carácter, que asoma definitivamente ante la brutal noticia de su enfermedad.
Las actuaciones son casi perfectas, sobre todo la de los principales actores. Gestualmente, están lejísimos de las actuaciones convencionales... todo resulta creíble.... el llanto, de tristeza o de alegría... los enojos, el miedo... todas las emociones plasmadas de manera brillante. La fotografía, y la música -y el sonido-, son espléndidas. Esas imágenes del desierto donde casi se puede sentir el aire seco, caliente o frío, polvoriento, son notables.
Pero hay detalles que la hacen perfecta. No existe la redención. El final, tan acostumbrado está uno al cine norteamericano, es muy diferente al que imaginaba hacia la mitad de la serie... creí que su familia aceptaría la situación, que lo perdonaría... creí que Hank, de alguna manera, podría haber entendido su actuar (pero esto también es perfecto, porque una personalidad abrumadora, rústica, cuadrada como la de Hank, no podría jamás entender o, mejor dicho, empatizar, con ninguna situación que esté fuera de su alcance, ya sea intelectual, moral, etc.), creí que él y Pinkman (otro personaje interesante, que despierta rápidamente la simpatía y la ternura del espectador) terminarían amigos y que él lo lloraría en el hospital, una vez muerto.
Pero no... nada de eso sucedió... mucho más ajustado a la vida real, los capítulos finales son demoledores, de tan certeros (más allá de la gran MacGyver del capítulo final)...
En esa escena donde Walt caricia a su pequeña hija (a quién no volverá a ver jamás), y en donde recibe la primera mirada de compasión de su esposa después de mucho tiempo... esa escena donde ve a su hijo lisiado, entrar a su casa, sin que él lo vea, sabiendo que fue la última vez... y todo esto sin melosos acompañamientos de música (el camino más fácil para cualquier otro director), resultan impecables, imposibles de igualar. Le dan seriedad, solidez, a una serie ya de por sí, inexpugnable.
Es una serie que no podré olvidar... sus personajes se me hicieron carne... son reales, tanto que hoy no sé que diablos voy a hacer, sin su acostumbrada presencia.