Estación del Olvido es una película que merece la pena. Y merece la pena porque tiene un trío de actores estupendos (Fermí Reixach en perfecta comunión con los jóvenes Nilo Mur y Katia Klein); unos secundarios potentes (grandes Francesc Garrido y Belén Fabra), porque tiene una fotografía preciosa y transcurre en un espacio inmejorable: Cadaqués.

El tema de la vejez se aborda con una sensibilidad especial, como se abordan los conflictos familiares y los temores de la adolescencia. La dirección, de la mano de Sandra Serna y Christian Molina (que ha cambiado de registro tras "Diario de una ninfómana"), tiene cierto aire afrancesado, fresco, novedoso en nuestro cine. Que, sobre todo en la primera parte de la película, se acerca a la familia protagonista a través de espejos y ventanas cerradas. Como cerrados en ellos mismos se encuentran los personajes de esta película. Cuyo problema principal, la incomunicación en la familia, han radiografiado los directores con acierto.

Espero futuras colaboraciones de Sandra Serna y Christian Molina. Una película notable.