Antes de ser estudioso del cine, soy espectador; del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: INTERESANTE.
Hacer críticas a los filmes de artes marciales es algo complicado para mí, como el maestro que fui de artes marciales durante 30 años. Esto provee mi juicio puntilloso, debido sobre trodo a mi búsqueda incesante de la realidad y mi nexo con la filosofía del gran Bruce Lee, a quien la cinta homenajea al final colocándolo en el podium de honor. Se me ocurre, que puedo establecer dos apreciaciones. La primera, como producto de entretenimiento, la cinta cumple con creces y gustará a los amantes de este tipo de cine. Donnie Yen ya ha demostrado con suficiencia sus dotes en otras producciones, y las peleas, el plato fuerte de este género, son realmente vistosas, con unas coreografías excelentes. La segunda es más exigente. Para empezar, el cine chino, aunque pretende ofrecer un rostro algo más occidentalizado, no lo consigue. Sus profundas raíces hacen inane cualquier intento. Los guiones suelen ser pésimos y uno se pasa el tiempo esperando las peleas, único elemento interesante en ellas. Esto es algo que todavía no han resuelto. Las luchas, tras la muerte de Bruce Lee, defensor de lo simple, directo y real, para quien mantener con un oponente un minuto de pelea ya es un fracaso, siguen siendo tan interminables como de costumbre, si bien él mismo transgredió la máxima aunque con mejor fortuna. Con algo más que un pie en lo exagerado, los filmes ahora crean una hipérbole imposible, que los chinos han celebrado mucho más desde Matrix. Y por último, en este género los bollocks siempre hacen su aparición de la forma más dispar. Obviando todo esto, se puede disfrutar del espectáculo marcial.