Esta película es, ante todo, una manipulación histórica consciente, y con un fin igualmente consciente. Empieza con una vaga descripción de los acontecimientos al estallar el golpe de estado y la revolución, tildando a esta como "el ultimo sueño volcado hacia lo imposible, hacia la utopía", dejándonos claro que no habrá mas revoluciones, que no se puede derrotar al capitalismo, es imposible. "La historia ha terminado", dijo Fukuyama, y subraya Vicente Aranda con este despropósito.

Durante la película vemos desfilar a toda la progresia pro-régimen del 78, con unos papeles que jamás han sido capaces de comprender. Anarquistas luchando a muerte contra la república burguesa, mientras portaban banderas y cuadros de esta. Prostitutas que se liberan en 5 minutos tras un discurso panfletario estándar, un Durruti que hablaba a favor del Ejercito Popular, a pesar de que en la realidad murió antes de poder posicionarse (que se hubiera posicionado en contra), anarquistas que creen en Dios, que son poseídas por el espíritu de Mateo Morral (y que encima este espíritu da un discurso algo contrario a la táctica de terrorismo individual que defendía este tipo de anarquismo).

Cine ideológico que habla de la revolución, para hablar contra la revolución. La historia no ha terminado, le pese a quién le pese.