Rolex, la marca por antonomasia de relojes de lujo, tiene un slogan demoledor: "Rolex es Rolex". Lo que quiere decir, que según ellos, ningún otro reloj es tan bueno como los que hacen ellos, y que si quieres un reloj de lujo no hay otra opción que comprar un Rolex. El slogan parece haber suritdo efecto, ya que su éxito comercial ha llevado a Rolex a ser la marca líder de su sector, con bastante diferencia sobre sus competidores.

Aunque pertenecen a un sector completamente distinto, una cosa parecida sucede con Metallica. Son los líderes del conjunto de bandas del heavy, rock duro, thrash o como se quiera llamar. Hoy vemos claro que una promoción que se intentó hacer en los 90, llamada "The Big Four" (Metallica, Anthrax, Megadeth y Slayer), era una idea utópica. No hay Big Four, sólo hay Big Ones, y esos son Metallica.

Y lo demuestran con esta segunda incursión en el mundo del cine. Si ya en 2004 apabullaron con el documental "Some kind of monster", en el que quedaban retratados como un grupo de millonarios neuróticos que aún así sacan adelante un (en mi opinión) buen disco, ahora dan una vuelta más de tuerca. La película que presentan aquí es tremenda. Resulta ser una original propuesta que combina un concierto con una película del género fantástico. Para mí sí es película, más que concierto.

No hay nada como ver música en directo, y más si es de una de tus bandas favoritas. Pero si lo intentas grabar y venderlo como un producto de entretenimiento, pierde toda su esencia. No nos engañemos: ver un concierto en la tele es un rollazo. ¿Cómo se puede amenizar? Pues como se hace aquí, intercalando una historia visualmente muy potente, ligada en cierta medida con las canciones que se van interpretando en el concierto.

Grandísima pelicula de una grandísima banda. La más grande.