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Voto de cineoptero:
7
Drama Martin Arrowsmith es un joven e idealista doctor que, tras graduarse, se ve obligado a renunciar a un puesto como investigador con el prestigioso Dr. Max Gottlieb para casarse con la enfermera Leora Tozer. Regresa a su hogar natal en el campo, estableciendo una pequeña consulta, y en su tiempo libre desarrollará un suero para detener una mortal plaga del ganado. (FILMAFFINITY)
8 de junio de 2010
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien es cierto que a principio de los años treinta Ford no había alcanzado aún la madurez como director, también es cierto que ya había un buen puñado de buenos trabajos que empezaban a definir su temática habitual y su personal manera de dirigir. Este film es un buen ejemplo de ello. Su primera mitad es una sencilla historia de amor con toques de comedia ligera, rodada con corrección aunque sin dejar mucha huella. Sin embargo es a partir de la mitad de la película, a raíz del descubrimiento de Arrowsmith y en particular su viaje a las Antillas, cuando la película empieza a ganar en interés, logrando imprimirle fuerza a las imágenes, profundizando en el personaje e intensificando el drama hasta teñirlo de tragedia. La obsesión del protagonista por su trabajo (tema habitual en Ford) y los dilemas morales a los que se enfrenta (tanto con el experimento médico, como con el director del instituto médico como con la joven de las Antillas) resultan creíbles y al final me terminé quedando con ganas de que nos hubiera contado algo más de este personaje. Colman está en general muy bien en su papel, aunque resulta de lo más soso cuando encuentra a su esposa al final. Pero lo que sigue sorprendiéndome es la sutileza con la que Ford aborda algunas escenas tan delicadas como las de la esposa sola en la habitación (realmente fantasmagóricas) o la del propio Arrowsmith en su habitación enfrentado al cansancio y a la tentación. En ambos casos ya se ve al gran Ford. Y lo mismo se puede decirse de la belleza plástica que consigue en cada una de esas escenas, valiéndose sabiamente de la fotografía y de la puesta en escena. Un trabajo irregular, pero con una magnífica segunda mitad por la que vale la pena verla y disfrutar por unos momentos de cine de altura.
cineoptero
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