Thriller psicológico sobre un psicópata obsesionado por la muerte de su novia y que tratará de sustituirla por una joven, de claro parecido físico, a quien ha salvado del ataque de un tiburón, y a la que acosará sin tregua.

El guion no posee casi desarrollo y es bastante disparatado, nada creíble, y las obviedades, tanto técnicas como argumentales, llenan todo el film, haciendo que la trama pierda su interés y los espectadores conozcan los sucesos de la historia y sospechen, con claridad, su ineludible final.

Con un ritmo narrativo plano, la película nos ofrece las típicas peculiaridades de estas producciones de tono televisivo: personajes insustanciales y sin progresión en su psicología, interpretaciones nada inspiradas, contenido muy simplista y desprovisto de suspense, insistencia en presentar lugares comunes al de otras realizaciones afines (aquí se añade el componente marino) y con deficiente sentido de estilo cinematográfico.

Estamos, pues, ante un trabajo para pasar medianamente el rato, sin esperanzas de contemplar algún detalle de originalidad, y donde todo roza, lamentablemente, en fondo y forma, una profunda desgana.