Para muchos, la unión de un reparto con multitud de caras conocidas es signo de calidad, de que la película será buena independientemente de las circunstancias, pero el caso es que existen muchos casos en los que, en vez de ser una garantía del éxito, son solamente un montón de apellidos conocidos interpretando de un guion pobre o directamente mediocre. Y en ese caso todo puede convertirse en ruina.

Crowe es buen conocedor de dirigir repartos con responsabilidad compartida a pesar de que sus últimos proyectos sean bastante discretos por no decir directamente bajos de calidad (“Elizabethtown” o “Vanilla sky” lo atestiguan, aunque de eso hace ya más de diez años). Y con su experiencia en la dirección, “Aloha” mantiene más o menos el tipo durante la primera parte de su metraje, hasta que dice basta y se convierte en una película sin un rumbo definido, en la que las secuencias predecibles se suceden intentando cerrar las tramas que ella misma se había encargado de abrir sin pensar en cómo las iba a solucionar, ni sobre todo en el cuándo.

Probablemente el problema de “Aloha” sea su disperso guión, un libreto en el que el propio Crowe (director y guionista a partes iguales) quiere tocar temas muy dispares y desarrollarlos, lo cual le lleva más tiempo del que tiene y se ve obligado a cerrarlos a veces sin mucho sentido. La llegada del protagonista hasta Hawai le hace encontrarse con su antiguo amor al tiempo que encuentra un nuevo ligue en su carabina por la isla. Si a todo esto le sumamos su relación con el personaje que interpreta Murray y la resolución de todos ellos, tenemos un mejunje importante.

Entre tanta cara conocida, con nombres capaces de atraer al público hasta las salas con cierta facilidad, apenas hay alguno que parezca convencido en lo que está haciendo. Quizás el hecho de poder trabajar con Crowe haya sido suficiente como para convencerles, pero sus actuaciones están por debajo de la media. Destacar la breve pero intensa aparición de Baldwin, un actor que sabe reírse de un histriónico papel y parecer pasarlo bien.