Rodada a modo de falso documental y protagonizada por su director, el irrepetible Ed Wood, habla del travestismo e incluso de la transexualidad, reivindicando la tolerancia, aunque con muchas inconcreciones. Recordemos que estamos en 1953. El tema surge a raíz de los titulares en la prensa americana sobre la primera operación de cambio de sexo llevada a cabo en 1952, y toda la controversia generada.

Un factor a destacar es la presencia de su admirado Bela Lugosi en el papel de dios moralista que manipula las obsesiones de los hombres, con un decorado tipo laboratorio/castillo encantado y unas escenas psicotrópicas que ni David Lynch. Se dice que la presencia del actor impidió que participaran en el proyecto algunos de los verdaderos transexuales a los que el productor se lo propuso; nadie quería aparecer en la misma película que Drácula y asociar su cambio de sexo a algo horrible.

El hecho de ser la primera película que habla de transexualidad, y la gracia y soltura con que lo hace justifican su visionado y ese notable!