Me ha sorprendido que el director de Rocky haya ido más allá del boxeador y de Karate Kid y haya realizado cintas bastante solventes aunque tristemente olvidadas como La fuerza de uno y Escuela de rebeldes, y eso que ambas tienen actores conocidos y competentes.
En esta ocasión tenemos a Morgan Freeman en un papel sorprendente para lo benévolo y tranquilo que suele ser en la mayoría de sus personajes. Un personaje cruel, sinvergüenza y desatado que no le teme a nada ni a nadie y que se enfrenta a quien sea con tal de llevar la razón. Al ser una historia real no sé si la persona sería así en su momento, solo sé que me ganó por completo al ser un justiciero con una moral muy fuerte. De eso trata esta cinta con temática aparentemente quemada, vista en tantas otras aunque las pioneras fueran Semilla de maldad y Rebelión en las aulas, cada una con un lenguaje y época diferente pero en un contexto similar.
Freeman lucha contra la delincuencia, la violencia, las drogas y el racismo, todo por encima de la ley cueste lo que cueste y aunque use unos métodos poco ortodoxos logras conectar con él y los alumnos también. La verdad es que haría falta actualmente esa mano dura y disciplina que se impartía antaño pero desgraciadamente la ley del menor es un arma de doble filo. La música no destaca mucho pese a ser de Bill Conti pero abre con Welcome to the jungle, la cual es bastante acertada a la jungla de monos delincuentes que hay.
En definitiva, una cinta con muchos tópicos y llena de discursos y gritos por parte de Freeman pero que en su temática y delicadeza dentro de la necesidad de los jóvenes por encontrar su futuro logra resultar una cinta bastante solvente, emocionante y a la vez divertida debido a las frases lapidarias y momentos de lucidez de un Freeman que pocas veces vais a ver así, como mucho en El reportero de la calle 42. Échenle un vistazo porque más allá de Robin Williams y su club de los poetas muertos está nuestro Freeman y su escuela de rebeldes, nuestro L.Jackson y su 187, nuestro Edward James Olmos y sus lecciones inolvidables y el justiciero Belushi haciendo de El rector. No os las perdáis porque aunque carezca de complejidad narrativa, os vais a reir y disfrutar de ver como se hace justicia en entornos hostiles como institutos.