Vista en un glorioso 2D digital. Glorioso, aunque a veces se percibe un poco de grano, pero se le perdona. Está a la altura de la anterior cinta. No es excelente, pero a lo mejor le suba la nota en futuros visionados. Louis Leterrier deja las riendas de la dirección a Jonathan Liebesman (Darkness Falls), que consigue hacer una gran película. Una buena puesta en escena, grandes decorados, con unos notables efectos visuales y una correcta partitura a cargo de Javier Navarrete. La trama acontece diez años después de los hechos acaecidos en la primera entrega. Perseo es el héroe que derrotó al Kraken. Ahora vive con su hijo y sin su mujer. Todo bien, pero vuelven los problemas cuando Hades (Ralph Fiennes) y Ares (Edgar Ramirez, el otro hijo de Zeus, o sea, hermano de Perseo) se unen para entregar a Zeus a su padre Cronos y así poder liberarle. Perseo tendrá que volver a la acción y salvar a su padre Zeus antes de que sea demasiado tarde. Para ello contará con la ayuda de Andrómeda (Rosamund Pike, a falta de Gemma Arterton, es un buen cambio), Agénor (Toby Kebbell, el secundario gracioso de esta secuela, interpreta al hijo de Poseidón) y Hefesto (Bill Nighy, al principio no sabía que era él, pero el doblaje le ha delatado). El uso de la cámara en esta cinta, tengo que decir, hay veces en que se mueve bastante y no sabes bien lo que estás viendo, no me imagino cómo se deben ver estas secuencias en 3D. Es una película que logra entretener, al menos, en mi caso, para ver (en su primer visionado, a ser posible) en una gran pantalla con una bolsa de palomitas en una mano y una bebida en la otra. Diversión garantizada.