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Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
10
Comedia Monsieur Hulot es diseñador de vehículos de una empresa de automóviles que ha sido invitada para participar en una importante exposición del motor. Hulot, que ha diseñado un peculiar vehículo que se convierte en una casa con ruedas, tendrá un accidentado viaje hasta su destino. (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acepto el desafío de otro compañero de FilmAffinity que estimula a que se publiquen comentarios de Trafic. Este fue el último largometraje del genial Jacques Tati. Su título original Trafic podría traducirse (aunque nada sé de francés) como Tráfico en el sentido de “tránsito”, de “tráfico vehicular” —parece mentira que en épocas de narcotráfico haya que hacer tan tontas aclaraciones— y acá, en el Río de la Plata (Uruguay y Argentina), fue proyectada en las salas de cine como “Monsieur Hulot al Volante”. Obtuvo el premio a mejor película extranjera por el National Board of Review. Rodada en 1971 cuando Tati estaba completamente en la ruina económica a la que había llegado como consecuencia de su gran obra maestra de 1967 Playtime, que fue el filme más caro en la historia del cine francés y que fue enteramente financiado por él mismo y tuvo, en su momento, apenas un relativo éxito de taquilla.

Tati se sentía muy desilusionado con la industria cinematográfica que no le daba mucha bola (no le hacían caso) y nunca consiguió dinero de la misma para hacer —vaya uno a saber— acaso nuevas obras maestras.

Esta obra la financió el multimillonario Alec Wildenstein que impuso una cláusula: su amante Maria Kimberly debía figurar en el elenco. Supongo que a Tati no le debe haber hecho mucha gracia (se dice que, además de dulce y querible, también era un perro de pocas pulgas) que le enchufaran esta actriz a prepo, pero para beneplácito del séptimo arte aceptó.

Una vez más tenemos al descolocado Sr. Hulot acometiendo contra los molinos de viento de la modernidad. En este caso el hilo argumental gira en torno al automóvil y el artista en un giro brillante pero paradojal, le asigna en el guión a este hombre despistado y abrumado por la tecnología el papel de.... ¡diseñador de prototipos de autos! De hecho la historia, en un formato de “road movie”, trata del traslado de su diseño de un auto-camping atravesando Francia, Bélgica hasta Holanda, para una exposición mundial del automóvil. Quien ya conozca el personaje de Monsieur Hulot podrá imaginarse qué clase de vehículo creó y como no quiero hacer spoiler ni siquiera puedo usar un adjetivo para describirlo. Porque no encuentro ese adjetivo, claro.

Las imágenes sonoras y el sonido visual. Como en toda la obra de Tati la banda sonora es un personaje más y el chiste y la sugerencia visual son constantes en el mecanismo del humor.

Hay muchísimos ejemplos que hacen referencia al protagonismo del sonido en Trafic, pero cabe destacar una secuencia con cámara fija de plano general (bueno, en realidad el uso de primeros planos y planos medios es muy escaso en la filmografía de este maestro) en el enorme Salón del Automóvil en la capital holandesa, donde se ven decenas de coches últimos modelos, cada uno atendido por sendos vendedores quienes abren y cierran estruendosamente puertas, capós, maleteros y techos corredizos mientras los potenciales clientes asoman sus cabezas en las superficies abiertas.

La imagen es protagonista absoluta en todo el metraje, pero la escena final, de una multitud de autos, bajo la lluvia, con sus limpiaparabrisas funcionando pero la escobilla de cada vehículo lo hace a un ritmo, velocidad y recorrido acorde al conductor, es de antología. El funcionamiento de este elemento en un coche conducido por un anciano es desopilante.

La perfecta armonía de ruidos e imagen en el choque múltiple que se produce en la autopista y, fundamentalmente, el estado de shock con el que los conductores y las conductoras se bajan de sus respectivos vehículos, completamente desorientados, estirando los músculos luego del golpe, mientras se amplifica el audio de elementos que ruedan fuera de control (tazas de ruedas, neumáticos, puertas, etc.) ha hecho que, en alguna época, muchas escuelas de cine utilizaran esta secuencia como una muestra del magnífico uso del montaje, del manejo de gran cantidad de extras y de la composición y encuadre de las tomas empleadas.

Visto desde el punto de vista no es un juego de palabras. El extraordinario manejo de la cámara que sin falsear para nada la realidad es ubicada en ángulos desde los cuales se tiene una perspectiva absolutamente distinta de lo que verdaderamente ocurre, aquí tiene decenas de ejemplos que atraviesan toda la duración de la cinta. Dicho de otra manera, al espectador se le trastoca todo el punto de mira. Pero cabe mencionar especialmente dos de ellos:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Atilio
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