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Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
10
Terror. Ciencia ficción En las profundidades del océano Ártico, permanece un laboratorio abandonado en el que los nazis desarrollaron una increíble y brutal arma secreta durante los últimos meses de la II Guerra Mundial. Una expedición despierta accidentalmente un ejército letal de tiburones zombis voladores manipulados genéticamente, así como superhombres, que surcarán los cielos buscando venganza de cualquier avión que se encuentren en su camino. Un comando ... [+]
6 de diciembre de 2020
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por haberme dado la posibilidad de que antes de mi partida final tuviera el privilegio de haber disfrutado de esta obra maestra. Agradecimiento que hago extensivo a los subtituladores por su envidiable tarea de traducción. Tiempos venideros harán que surjan sesudos ensayos sobre esta inefable producción, pero permitan que un humilde y miserable neófito inicie un primer análisis más o menos exhaustivo.


ANTECEDENTES

Sería posible remontarse a principios del siglo XX, en 1915 con D. W. Griffith y su The Birth of a Nation (El Nacimiento de una Nación) o al Sergei Eisenstein de 1946 con La Conspiración de los Boyardos (segunda parte de Iván el Terrible que recién pudo estrenarse 12 años después); pero quedémonos en fecha más cercana, por ejemplo en Smultronstället (Cuando Huye el Día) de 1957.

El personaje principal, Dr. Klaus Richter, es un sosías de Victor Sjöström, el anciano que en la legendaria película de Ingmar Bergman buscaba sentido a su vida justamente cuando se acercaba el final de la misma. No sólo por el parecido físico, sino que aquí en Sky Sharks hay una historia de memoria y muerte, de odio y sarcasmo, del resucitar y volver a una vida aparente. Nada más que de la metafísica condición del zombi. Obviamente, su hija Diabla (¡vaya nombre de pila!) interpretada por Eva Habermann como la heroína que salvará a la humanidad, hace empalidecer a la mismísima Bibi Andersson del legendario film sueco.

Crisis de identidad e interrogante acerca de la incomunicación. Porque ¿de qué servirían la criogénesis de nazis en el océano Ártico y sus creaciones de tiburones voladores si nunca pudieran probarse? ¿Acaso esta paradoja no es suficiente tema para exponer la finitud de la vida en una historia de terror? O más bien horrorosa.

Un maravilloso guión que a veces parece hermético por lo ambicioso de su tema pero que merece que uno haga un esfuerzo intelectual (el mismo del que por momentos parece que carecieron sus creadores) para poder interpretarlo, aunque vale reconocer que aún cuando no se comprenda a cabalidad el sentido y el propósito del film, igualmente será muy, muy, muy disfrutable casi al filo del orgasmo de la comprensión.


CIENCIA FICCIÓN PURA Y DURA

Todos conocemos la maldita, mala y mal pensada maldad maléfica (que no ha sido maledicencia mal-habida posterior de la historia) de los nazis, pero aquí el mal es elevado a la quinta (tal vez a la sexta o a la séptima) potencia con un instrumento mortal producto de una avanzada tecnología.

Escualos teledirigidos y comandados por soldados zombis que fueron revividos por la poderosa droga KZB y que en un plan denominado Encuentro Aeronáutico del Tiburón (Operación Paperclip) dominarán los cielos derribando a todas las naves de las aerolíneas comerciales para finalmente recalar en Nueva York y poder re-instaurar el III Reich.

En una perfecta, impredecible y genial vuelta de tuerca lo anterior se revelará, en forma absolutamente inesperada al final, luego de los créditos como el IV Reich que será comandado por un Hitler que se ha convertido en una mujer trans. Cosas de la actualidad que se rigen por los nuevos paradigmas de la liberación de géneros, por lo que además debe sumarse a esta estupenda historia una corrección políticamente correcta para los nuevos tiempos.


REALISMO MÁGICO GORE

Se advierte a las mentes sensibles y a los estómagos irritables que esta película contiene escenas muy crudas y realistas. Con maestría se da cuenta de decapitaciones, castraciones, disecciones en vivo de cuerpos que están fornicando, bebiendo una copa de champán o simplemente rezando un rosario. Efectos especiales fuera de serie en los que no se escatimó costos e inventiva para que los espectadores mantengan de por vida (casi como una maldición) un recuerdo vívido y apabullante de esta obra de arte.

Existen algunos puntos un tanto oscuros y difíciles de comprender, seguramente por la torpeza de quien esto escribe, como por ejemplo ¿quiénes son las putas de Mardi Grass?, ¿qué significa la técnica furtiva Overcasta? o cuál es el significado del Proyecto Carne Muerta. Obviamente estos y otros asuntos metafísicos, serán motivos de discusión y análisis en foros de expertos en cinematografía y, porqué no, en seminarios de filosofía.


DERROCHE (CASI EN DEMASÍA) DE TALENTO

Esta joya es atribuible a Marc Tehse quien escribió, dirigió, hizo el casting, supervisó los efectos especiales, hizo el diseño de producción (escenografía), fue el director de fotografía, tareas estas que tuvieron sus terribles consecuencias (aclaro que esto lo digo con respeto, sólo me remito a los créditos finales) al extremo de que parte de su familia murió durante el rodaje; ello explica que el film está dedicado in memorian de varias personas con el apellido Tehse.

Pasado y presente trágicos, pero también un profético futuro. Porque ¿a qué otra cosa se hace referencia elípticamente sino a la actual pandemia maldita?

En fin, una obra imprescindible para ver una y otra vez, para gozarla en su plenitud y para reflexionar sobre sus soterrados mensajes. Joya del séptimo arte que recomiendo calurosamente. Nadie se arrepentirá de disfrutarla (o de padecerla).
Atilio
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