El peronismo da para todo. Se crea y realimenta sus propios mitos. Entonces arma esta especie de comic actuado, con personajes perversos y redentores nerviosos, en un clima oscuro y nocturno, en donde el cuerpo de Eva Perón la juega de Santo Grial, en donde reside el alma del pueblo humilde y sufrido, que será redimido ya no por ella viva, sino su cuerpo muerto pero viviente en el alma de esas pobres gentes. Claro que alguien deberá ser quien cumpla los deseos de ese pueblo sometido por los hombres malos anti peronistas: y esos serán los jóvenes guerrilleros, que, lograrán hacer realidad la justicia demorada.
Por supuesto que hay una intencionalidad política, acorde al color del gobierno peronista de aquel entonces 2015, el gobierno peronista kirchnerista, que insistía con ser heredero del evitismo más acérrimo, no así del peronismo, ya que reivindican el accionar de los Montoneros a los que el mismo Perón echó de la Plaza. Por eso hay poco Perón.
Pero ¿que pretender rigurosidad histórica a un cómic? Donde los Montoneros solo quieren el cadáver de Evita, y son un par de muchachitos nerviosos cuando todos saben que su sangre fría era proverbial, incluso para ese secuestro y final; donde Aramburu es caricaturizado como un militar temeroso cuando los mismos ejecutores contaron lo contrario; cuando hay todo un discurso machista irritante en los personajes 'malos' muy a estos tiempos de reivindicaciones feministas, como para ganarse la complicidad de las jovenes s.XXI; cuando el personaje del transportista es casi un rostro de Marvel; cuando todo es un despropósito anacrónico y petulante.
Una nueva página de cine militante, esta vez no tan evidente como la película de Néstor Kirchner o 'Infancia clandestina'; reivindicatoria y condenatoria de actores políticos, maniquea, simplota, irreal, donde se escuda en que no es documental, pero usa nombres y lugares reales, y tampoco aclara que es una fantasía, para que los incautos se traguen el cuento de los 'buenos buenos' y los 'malos malos', la historia del cadáver de Evita como un comic oscuro.
Y encima es una película aburrida, se escucha mal, está mal actuada, es pretenciosa, solemne, difícil de seguir. Intencionada, aburrida y mentirosa. Un plomazo. Y que fastidia porque es parte indisimulable de la propaganda de un gobierno que quiso el control de los medios y la opinión de la gente.