Hermosa película de Milagros Mumenthaler, “La idea de un lago” es una obra íntima y bella. Escenas y paisajes de una belleza no ostentosa, nos habla de la memoria, una película especial para melancólicos nostálgicos. Toca el tema de la dictadura argentina, pero no desde lo político, sino desde lo íntimo, con elegancia.

La narrativa de Mumenthaler no es compleja, es simple, pero no por ello burda, por el contrario, es armoniosa. Su complejidad es emocional, no narrativa, está cargada de una alta emotividad, con poesía visual. Aquí tengo tres escenas que para mi sobresalen: Inés jugando con la única foto que tiene con su padre (esta foto se transforma en el eje de una película) mientras su madre le intercambia mensajes de chats, la escena del baile en el lago de Inés con el Renault de su padre, o bien tomando sol sobre él y esa escena que, tras el juego de los adultos en la casa del lago, está el padre meciendo la cuna.

Toda la filmación es sencilla, esa sencillez y austeridad que tanto le hace falta al cine moderno. La casa del lago y todo ese paraje es de una belleza, ¿quién no quisiera tener una casa familiar de vacaciones como esa?, ¡Que hermosura!

Lo que menos me gusto de la película son esos cameos de Inés, relatando como narradora como si fuese una entrevista. Los encontré demás, que no aportaban nada. Que hacían evidente algo que ya entendimos. Además, los encontré un poco agresivos en un contexto de una película más bien de un aura de tranquilidad.