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Voto de antonalva:
5
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
22 de enero de 2017
117 de 162 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Comedia? ¿Qué comedia? ¿Drama? ¿Pero dónde diablos está el drama? Pocas películas tan planetariamente premiadas, tan unánimemente elogiadas por la crítica – tanto especializada como gacetillera – y tan ansiosamente esperadas por el público me han defraudado tanto como esta sandez valquiria que se me hizo tan pesada y antipática como prolija. No es tanto que sea mala – aunque a ratos lo consiga – sino que me parece un antojo o un despropósito en el que no encuentro ni una trama interesante, ni unos personajes creíbles, ni unas peripecias con las que pudiera empatizar en modo alguno. Me sentí como un extraviado extraterrestre que tuviera que ver un monográfico de Mariano Ozores sin tener ni las ganas ni el gusto ni la capacidad para entenderlo.

Como la cinta es muy larga (no siendo ésta la peor de sus características) tuve mucho tiempo para hacerme un sinfín de preguntas – cuyas respuestas siguen siendo para mí un arcano indescifrable – durante su inacabable proyección. ¿Dónde está la gracia de ver a unos personajes confusos y desdibujados dar tumbos, quiebros, volteretas y acrobacias en una historia interminable que parece no avanzar ni llegar a ningún puerto reconocible en ningún momento de su metraje? ¿Dónde se quedó la dramaturgia en el desarrollo de la obra, en qué escondrijo trata de pasar desapercibida? ¿Para qué tanto disfraz, tanta peluca cantosa, tanta falsa dentadura y grotescos maquillajes si a la postre se despelotan casi todos en una escena tan patética como penosa? ¿Adónde nos quiere lleva la directora y guionista teutona en su periplo por las altas esferas de la impostura y la zafiedad?

La insoportable pesadez del artificio. Si lo que nos querían transmitir es el desencuentro entre un padre y su hija, si lo que querían contarnos es el trabajoso reencuentro y redescubrimiento de una quebrada e infecunda relación paterno-filial, ¿a qué viene esforzarse tanto en amontonar escenas, digresiones y circunloquios superfluos que no hacen avanzar la trama sino que se van acumulando de forma cansina y tediosa sin aportar ni una gota de originalidad ni sorpresa? Y, sobre todo, carece por completo de sutilidad o capacidad de sugerencia, teniendo que recurrir a interminables pláticas aclaratorias para desembrollar su confuso mensaje de incomunicación, soledad e insatisfacción, como si el espectador fuera un memo integral que no supiera atar cabos o entender por sí mismo las intenciones de su clarividente e iluminada autora.

Me parece una cinta caduca, desganada, sin ritmo, sin garra y sin tino. Los tímidos aplausos de algunos espectadores parecían corroborar que a cierto público le había gustado, pero yo suscribo el exabrupto de otro espectador que ante el sorpresivo palmoteo que cerró la función exclamó: “¡pero qué cojones han visto esos!”.
antonalva
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