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Voto de antonalva:
6
Intriga. Romance. Thriller. Drama Virgil Oldman (Geoffrey Rush), un hombre solitario y excéntrico, es un experto en arte y un agente de subastas muy apreciado. Su vida transcurre al margen de cualquier sentimiento o emoción hasta que conoce a una hermosa y misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres. Esta joven, que sufre una extraña enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, transformará para ... [+]
16 de julio de 2013
28 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento poca simpatía por la obra de Giuseppe Tornatore, que me parece un director y guionista blando, carente, superficial y pretencioso que algunos tienen en alguna estima desde que perpetró hace ya un cuarto de siglo un proyecto más aseado que original llamado “Cinema Paradiso“ (1988). Sabe urdir tramas y sabe dosificar quiebros y requiebros narrativos, mover la cámara y decorar las imágenes, pero es como pretender que un escaparate de un gran almacén es arte o es original: sencillamente no cuela. Los logros están en clara colisión con los méritos y los dos brillan por su pertinaz ausencia.

Ahora nos encontramos con un suntuoso suflé de merengue que es muy aparente, parece ingenioso, promete originalidad, propone piruetas narrativas, augura entretenimiento inteligente, porfía en ser sofisticado y decadente (ecos de Visconti), se dedica a jugar al ratón y al gato… y fracasa. El quiebro narrativo (sería falaz llamarlo sorpresa) es tan previsible que casi no das crédito que se pretenda dar gato por liebre, como de hecho es el juego recurrente de toda la película. Pero se presenta como trascendente e impactante algo que nace muerto por pura previsibilidad y casi tópico narrativo.

Se podría tomar esta cinta como una metáfora del momento presente de Europa (o de España): las apariencias son siempre engañosas, las promesa de misterio son pura mentira, donde la imagen es pertinazmente tramposa, la sofisticación es fraude, donde no hay cabida para el arte o el artista; sólo cabe la artimaña, la estafa, la trampa, el expolio, el trinque, el aprovechamiento y la manipulación se convierte en una segunda naturaleza. Sólo cabe admirar la suntuosa seducción de lo falso y lo pútrido. Pero me temo que este cinta no se da cuenta que es sólo ejemplo de lo que expone, encumbrando como arte lo que no es sino ardid. En definitiva: muy aparente y muy vacía.
antonalva
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