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Voto de antonalva:
9
Drama Narra una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años 60, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única ... [+]
25 de marzo de 2019
58 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la cueva al cielo. O de cómo utilizar tu inasible vida para urdir sabios embustes fulgurantes. Pedro Almodóvar quizás sea un mal carácter, una persona ingrata, parcial y llena de amargura, pero no creo que haya nadie que pueda poner en duda que sea uno de los artistas españoles más interesantes, inquietos y perdurables del último medio siglo. Su insolente personalidad y sus inimitables fabulaciones nos acompañan desde hace ya ocho lustros y si bien llevaba más de una década sin realizar nada interesante ni a la altura de su talento – con la excepción de su anterior cinta, Julieta (2016), que pasó casi desapercibida – ahora nos ofrece una de sus obras más redondas, perfectas y sugestivas, un portentoso melodrama que transita sin pudor ni remilgos la ficción autobiográfica, lo tragicómico y el angustiado ensimismamiento melancólico con envidiable garra, maestría, elegancia y sabiduría.

Tanta destreza no es una casualidad, sino señal de madurez, autocrítica y talento. Quizás sea esta la mejor obra de su autor hasta la fecha – aunque desde luego no es ni la más graciosa, ni la más diáfana ni la más embaucadora. Estamos ante una sutil síntesis de su estilo, de sus orgullosas raíces, de sus sempiternas obsesiones y sus variopintos desengaños, pero sintetizando todo ello hasta convertirlo en una historia indeleble repleta de añoranzas, ensoñaciones y fragmentos que sin rehuir la sinceridad se travisten de obstinadas ilusiones y medias verdades que nos recuerdan que sólo reescribiendo nuestros recuerdos más emponzoñados somos capaces de superarlos y seguir adelante. Este tardío y juicioso florecimiento de la evocación pudiera hacernos pensar que al artista le ha dado un compungido ataque de honradez… pero nada más lejos de la realidad. Lo que aquí nos muestra es su peculiar manera de canibalizar, tergiversar y trascender su propia biografía hasta convertirla en Arte.

Ya lo dejó dicho Mario Vargas Llosa – con su habitual lucidez – al hablar de la esencia intrínseca de la novela: la Verdad de las Mentiras. Y una vez más, Almodóvar consigue aquí que todos sus actores sean sus más feroces cómplices y devotos aliados, al sacar lo mejor, lo más perdurable y profundo de su amplísimo elenco artístico. Ante todo, es de justicia alabar el portentoso trabajo de un inconmensurable Antonio Banderas: cada gesto, cada palabra, cada silencio es un compendio de pericia, emoción y buen entendimiento. Se mimetiza con su creador hasta casi volverlo indistinguible. Pura filigrana de orfebrería. A igual altura brilla una excepcional Julieta Serrano. Pero sería injusto no mencionar también a Asier Etxeandia, Penélope Cruz o Leonardo Sbaraglia.

En resumen, quizás no sea del agrado de todo el mundo, ni resulte fácil o inmediato reconocer sus muchas referencias y conexiones. Pero bordea la perfección y es una joya.
antonalva
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