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Voto de antonalva:
7
Drama Película inspirada en hechos reales que sucedieron a finales del siglo XIX. La protagonista, la joven Marie, incapaz de comunicarse por ser sorda, muda y ciega, fue recluida por sus padres en un asilo a cargo de religiosas. (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2015
34 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy se nos hace extraño ver como protagonista a una monja entregada al servicio de los demás. Quizás se deba a que en España hemos pasado de ser un país oficialmente meapilas a ser un país donde la religión y lo religioso ha pasado a ser anatema, tercermundista y trasnochado, como si se tratara de un sentimiento anticuado, obsoleto y sobrepasado. Como si la religiosidad fuera algo reprobable y perjudicial. Como si ya no se pudiera o debiera tomar en serio a una persona que sinceramente cree en Dios, en la trascendencia y que consagra su vida – por vocación y altruismo – al servicio de los demás.

Estamos en el siglo XIX. Una joven monja enferma (¿quizás de tuberculosis?) dedicada al cultivo de la huerta monacal, pero que al ver cómo rechazan la acogida de una niña – ciega y sorda – en el internado para niñas sordas que regenta la orden, siente que su deber es ayudar a esa desvalida rapaza, infeliz salvaje que no ha sido siquiera socializada. Quiere darle el don de la palabra – en el lenguaje de signos – y por lo tanto el don de poder pensar, sentir, articularse y desenvolverse en el mundo, una vida hasta ahora limitada al cariño incondicional y primario de sus padres, unos pobres labriegos. Quiere poder darle el regalo de comunicarse y expresarse, el deleite de relacionarse con los demás y su entorno.

Lo hemos visto antes y quizás lo hayamos visto realizado de forma más vistosa, suntuosa y efectista, pero la verdad es que nos encontramos con un relato sosegado, minucioso, perseverante y delicado de lo que conlleva auxiliar a un semejante que no se quiere dejar ayudar, que cree no necesitar amparo o socorro, que no sabe cómo acoger y aprovechar la protección y apoyo desinteresados que se le brinda. En verdad esta película trata del amor, de sus múltiples e insondables ramificaciones, de cómo el amor nos ilumina, nos reconforta, nos convierte en mejores personas y da sentido a nuestra existencia. Sin amor no somos nadie y a través del amor nos redimimos y trascendemos. Pero del amor más allá de lo carnal, de lo trivial o del tópico mercantilista.

Hermosa parábola sobre la vocación de ayuda, sobre cómo un acto desinteresado da sentido a toda una vida, sobre la dificultad de aceptar la muerte y la separación. Obra radiante en su sencillez de orfebre, no es para paladares prejuiciosos, pero adentrarse en sus encantadores pliegues nos acerca a la grandeza de la naturaleza, con su fugacidad, dolor e imperfecciones.
antonalva
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