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Voto de antonalva:
6
Drama Narra la historia nunca contada de tres brillantes mujeres científicas afroamericanas, Katherine G. Johnson (Taraji P. Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe), que trabajaron en la agencia espacial NASA a comienzos de los años sesenta (en plena carrera espacial, y asimismo en mitad de la lucha por los derechos civiles de los negros estadounidenses) en el ambicioso proyecto de poner en órbita al astronauta John Glenn. (FILMAFFINITY) [+]
5 de febrero de 2017
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superficial y quizás demasiado atenta en complacer a la audiencia, pero también, sin duda, muy entretenida e interesante. Rescata del olvido y da a conocer al gran público a tres mujeres norteamericanas que fueron unas científicas pioneras en su campo, tanto por ser de raza negra (cuando aún seguía existiendo discriminación explícita y rechazo implícito), así como por ser mujeres brillantes abriéndose camino en un mundo de hombres prepotentes y recelosos de la competencia que se avecinaba. Por una parte tenemos a Katherine Johnson (de soltera Goble), nacida en 1918 y aún con vida, física y matemática de vital importancia en el programa espacial de la NASA. Por otra parte está la matemática Dorothy Vaughan (1910 –2008) que supo introducir el uso de las primeras computadoras IBM de forma efectiva y eficiente en el trabajo cotidiano del programa espacial. Finalmente, la matemática Mary Jackson (1921-2005) que se convirtió en la primera ingeniera negra contratada por la NASA.

Con estos mimbres y un guión lleno de simpatía y encanto aunque simplifique las penalidades que debieron de pasar las personas de raza negra en general y todas sus mujeres en particular, se ensambla una obra agradable e informativa que pone el foco en la trastienda de la carrera espacial, cuando aún existían dos superpotencias enfrentadas a muerte y cuando los logros en este novedoso terreno suponían munición propagandística que se disparaba con feroz insolencia, ya que se sobreentendía que quien llevara tanto la delantera como la iniciativa era por contar con un sistema político mejor, más robusto e innovador. Durante la guerra fría la propaganda política reemplazaba las hostilidades bélicas… y por un tiempo los americanos parecían estar perdiendo la batalla.

En aquellos legendarios años – en que se temió que diera comienzo una III Guerra Mundial – se fue forjando el mundo que conocemos hoy, impregnado por la aureola mítica de Kennedy y la conquista del espacio como última frontera. La nostalgia y denuncia como telón de fondo. Hay algo que nos atrae de aquellos años delicados y fértiles, quizás porque existen tantos documentos gráficos y la televisión amplió la memoria colectiva de todos nosotros, creyéndonos partícipes cuando sólo éramos meros espectadores. Pero tenemos la sensación de haber estado allí y de no habernos desligado aún de aquel vibrante fulgor, víspera de lo mejor o de lo peor…

Esta obra menor rescata el brillo, el temblor, la rabia, el descaro y la reivindicación de aquella época que aún reverbera en nosotros. Quizás es la añoranza por el optimismo perdido lo que nos hace volver la vista atrás. Y esta pieza lo consigue durante un par de horas. Sencilla pero eficaz. Un delicioso bombón.
antonalva
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