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Voto de antonalva:
7
Drama El Padre James Lavelle (Brendan Gleeson) se esfuerza por conseguir un mundo mejor. Le preocupa ver la cantidad de litigios que enfrentan a sus feligreses y a la gente de su parroquia, y le entristece que sean tan rencorosos. Un día, mientras está confesando, recibe una amenaza de muerte de un feligrés anónimo. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2015
78 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un mazazo. Todas las piezas del rompecabezas encajan al final, una vez completado el disperso y frustrante recorrido de un buen hombre, que parece tosco, primario y sin nada destacable o virtuoso. Pero el vértigo que produce en el espectador es sobrecogedor e inenarrable. Sólo se alcanza a ver, comprender y admirar al personaje del cura protagonista cuando llegamos al final del trayecto y entonces todo cobra sentido y abre una dimensión casi áurea. Lo bondad no es una entelequia ni una abstracción, sino algo muy concreto y contundente que apenas se puede abarcar con palabras ni con una mera descripción de los acontecimientos, que se nos antojan desproporcionados o inauditos, pero que en su insólita e inapelable brusquedad nos deja sin habla y sin capacidad de respuesta.

La cinta trata una pléyade de temas: la muerte, el suicidio, los abusos infantiles, la orfandad, el desarraigo, la tristeza, la fe, la familia, el pecado, la venganza. Pero en realidad es una película sobre la virtud y sobre nuestra capacidad y necesidad de perdón, de perdonar y perdonarse y así poder abrazar la vida en su multiplicidad imprevisible. Se podría titular ‘Crónica de una muerte anunciada’, pero no reflejaría el caleidoscopio de sugerencias e interpretaciones que desvela y revela durante su metraje, sin resquicio para el desfallecimiento o las almas inocentes. El bucólico paraje irlandés encierra toda la vorágine, crueldad, revancha, ferocidad y truculencia del ser humano. Ninguna bajeza o incongruencia humana nos es hurtada ni edulcorada, pero al mismo tiempo deja un resquicio para la esperanza y la redención.

La absolución sólo tiene sentido si hay un absoluto que lo justifique. Si no todo carecería de sentido y dirección. Y el camino es el perdón. Que no es travesía grata ni asequible y no suele tener retorno. En un mundo interesado donde no se da pespunte sin hilo, desmadeja sobremanera comprobar que hay personas que no piden nada a cambio por hacer el bien. Nos parecen extraterrestres o iluminados, cuando se trata sólo de un acto de justicia y compasión. Pero nos resulta tan ajeno, tan lejano, tan inconcebible, tan desacostumbrado. Cargar con el dolor del mundo no está al alcance de cualquiera y nos produce incomodidad y desasosiego, porque refleja nuestra poquedad y realza nuestras limitaciones.

Película atípica y contracorriente. Habla de la generosidad e integridad de un hombre tranquilo, casi sin atributos. Y no nos deja indiferentes. Un prodigio inesperado.
antonalva
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