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Voto de antonalva:
6
Drama En la convulsa Caracas, Armando, de 50 años de edad, dueño de un laboratorio de prótesis dentales, busca chicos jóvenes en paradas de autobús y les ofrece dinero para que lo acompañen a su casa con el fin de observarlos. Tiene también la costumbre de espiar a un hombre de edad avanzada: sabe dónde vive, qué lugares frecuenta; entre ellos hay un vínculo que se remonta al pasado. Un día Armando se lleva a casa a un chico, Elder, líder de ... [+]
3 de julio de 2016
38 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adolece esta película de casi todos los tics y antojos del llamado cine independiente – en contraposición al cine comercial – que la convierten en una experiencia tediosa y cansina. A saber, el hábito de ocultar información relevante sobre los personajes y la historia, un ritmo premioso y disperso (ocurren pocas cosas y se dilatan como un chicle que ha perdido su sabor o frescura), unos protagonistas crípticos y ceñudos incapaces de expresarse o lo hacen de forma velada o encubierta, el enmascaramiento de datos significativos que despierten el mínimo interés, la obsesión por el mimetismo o el ocultamiento de los sentimientos de los personajes y la confianza en que el espectador sabrá completar el relato en su imaginación. Tantas omisiones y elipsis innecesarias parecen más un antojo narrativo que no un logro artístico.

Obviando el esquematismo críptico de la propuesta, ésta no carece de interés aunque nos pueda parecer algo trasnochada o anticuada. El protagonista vive su pulsión homosexual desde la distancia, la discreción, el disimulo y el dispendio apabullante de dinero para pajearse – sin tocarlos ni catarlos – con chicos arrabaleros o delincuentes caraqueños de los bajos fondos que por dinero parecieran estar dispuestos a participar de cualquier excentricidad que suponga un fajo de ‘lucas’ con los que aliviar su situación. Esta proposición es estimulante y está bien resuelta. Pero uno de esos delincuentes – que además le roba, patea y humilla – acaba por gustarle de forma inmoderada y, pese a ello, lo acosa y persigue hasta que consigue entablar una relación peculiar y tortuosa con él. Este quiebro, que es el meollo intrincado de la trama, resulta una arbitrariedad de guión o un artificio narrativo de difícil explicación que lastra el posterior desarrollo.

Luego tenemos el tema de la obsesión por la figura paterna. Un padre ausente, adinerado, prejuicioso, que he rechazado a su hijo – suponemos – por sus inclinaciones sexuales. Es otra obstinación que el protagonista vive desde la distancia, desde el retraimiento, la sumisión recalcitrante, incapaz de romper el cordón umbilical que lo une a su pasado tortuoso y que llena de amargura y desolación su devenir cotidiano. Todos, de alguna forma, tenemos que ‘matar’ al padre si queremos salir a la vida y hacernos adultos, pero él se muestra incapaz de dar el paso emocional y vive atormentado por un símbolo del cual no sabe o no quiere desprenderse. Y la tragedia está servida.

La imposibilidad del amor o cómo destruir aquello que se ama. Sugerente temática que, sin embargo, encuentra una plasmación pesada y fatigante que no acaba de cuajar. Interesante pero poco placentera.
antonalva
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