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Voto de antonalva:
7
Thriller Tras presenciar un asesinato en un bar, los miembros de una banda de música punk son encerrados en una habitación del local por los autores del homicidio: una pandilla aterradora de neonazis que reivindican la supremacía blanca. Su líder es el dueño del bar (Patrick Stewart), un tipo que no quiere dejar testigos de lo sucedido.

30 de mayo de 2016
62 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un proverbio chino dice: Si buscas venganza, prepara dos tumbas. No hay círculo más vicioso que el de la violencia. Es un laberinto sin salida, sin escapatoria, sin resolución. El torbellino que desencadena lo devora todo, no dejando títere con cabeza y arrasa con la convivencia e imposibilita el normal devenir de cualquier comunidad. Por ello es tan pernicioso el culto a la violencia, su idolatría, su idealización como fórmula para resolver conflictos o atolladeros y sólo consigue perpetuar el problema o las disensiones. Y existe en el cine una tendencia a utilizarla como espectáculo de entretenimiento, como si pudiera ser un pasatiempo inocente y vistoso – además de adictivo – dejando un mal sabor de boca perdurable porque su apología es deleznable e incluso su denuncia – ya sea con la ironía o el humor – es un arma de doble filo desasosegante.

Aquí tenemos un eficaz thriller gore que opta por la violencia como eje narrativo. Por una cadena de imprevistos e infortunios, una banda musical se encuentra retenida por un grupo de cabezas rapadas, sin aparente fuga posible, con una amenaza clara para su supervivencia. El peligro es incuestionable y si bien carecen de la información suficiente para prever lo que les va a pasar y cómo va a ocurrir, temen por sus vidas y deben hallar una salida a su aberrante situación en una contrarreloj frenética que les sitúa en clara desventaja numérica y de recursos. El meollo se desarrolla a lo largo de una noche infernal durante la cual deberán agudizar su ingenio e instinto de conservación si no quieren ser agua pasada o un cadáver anónimo extraviado.

La cinta funciona como un perfecto engranaje. No hay tiempos muertos, cada escena lleva a la siguiente sin tregua ni descanso y el clima de terror inminente está muy logrado. Existe una sensación de inseguridad constante, un agobio claustrofóbico casi insoportable y una alarma desazonadora que apresa al espectador. Pero la casi perfecta construcción dramática deja de lado una mayor elaboración de los personajes, que carecen de entidad y peso, que se confunden y parecen ser solo meros pretextos para servir de presas fáciles para este tiro al blanco abominable. Sólo Patrick Stewart consigue crear una figura devastadora e inquietante, quizás debido a su talento interpretativo y su portentosa voz, toda dulzura y admonición.

En definitiva, un vigoroso thriller de espanto y aniquilación, algo artificioso y vacuo, pero bien trabado y ejecutado. El fervor y solaz actual de asistir a matanzas sin cuartel es preocupante, pero esa es otra cuestión.
antonalva
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