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Voto de antonalva:
7
Drama Cuando se prepara para entrar en el ejercito israelí, Joseph descubre que no es hijo biológico de sus padres. Al nacer, en medio de la guerra, fue intercambiado accidentalmente por Yacine, el bebé de una familia palestina que vive en los territorios ocupados de Cisjordania. El mundo se derrumba alrededor de estas dos familias. El rechazo, la duda, la pérdida de identidad, los prejuicios de raza y religión se erigen como espinosa barrera ... [+]
29 de junio de 2014
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los cementerios están llenos de idealistas, de ideólogos, de fundamentalistas, de personas que dicen saber cómo tiene que ser el mundo o cómo debe ser la vida, enferma de intransigencia, obcecación y cabezonería. Y las guerras las ganan siempre otros, no las personas ni los pueblos, sino los salvadores de patrias ficticias y sus esencias falaces, infectados de eslóganes tramposos y tergiversaciones interesadas. ¿Y dónde queda el común de los mortales, para qué tanta congoja y tanta inquina si al final somos una mera anécdota prescindible, abocada al olvido, a la indiferencia o al sufrimiento? ¿Sobre qué pilares construir una paz verídica, cómo cultivar el entendimiento y el perdón, cómo expiar tanto odio, rencor y rabia?

Esta hermosa y reparadora película francesa plantea muchas de estas complejas preguntas y acierta, además, en no proponer respuestas absolutas, ni en ofrecer soluciones fáciles o previsibles, ni en sacar conclusiones estigmatizadoras o arrojadizas. Se limita a plantear un problema, a observar y acompañar las reacciones humanas que desencadena, tomado partido por el lado humano del conflicto y explorando la calidez amorosa de unas madres dispuestas a integrar, acoger, abrazar, acariciar y perdonar, con su anhelo puesto en el presente, con el corazón abierto y la mirada tierna. ¡Cuánto más fácil es la vida cuando no la sometemos a los tópicos mamporreros y excluyentes de las obcecaciones políticas y las batallas cruentas de la venganza inútil!

La identidad de la familia o del clan o de la raza o de la religión o de la nación o de lo que sea es una mera construcción ideológica que sirve para diferenciar, separar, excluir, escupir, someter o exterminar a quien ose poner en duda dichas esencias enfermizas y devastadoras: la humanidad lleva siglos – decenas de siglos – enarbolando banderas o banderías de toda índole con el único fin de remarcar “tú eres uno de los nuestros y tienes derecho a todo” o “tú no eres de los nuestros y no tienes derecho a nada”. Qué pena. Qué absurdo. Qué insignificante.

La directora y coguionista crea unos reconocibles personajes que palpitan vida y verdad. Le basta someterlos a un sencillo aunque atroz conflicto para desencadenar toda una serie de reacciones de dolor, incomprensión y rechazo que desembocan en una resolución abierta, inestable pero optimista, provisional pero veraz, potente y arriesgada porque cuestiona el afán destructor y ciego que nos anega. ¡Cuánto mejor nos iría si pudiéramos actuar siempre desde el amor! En definitiva, una pequeña joya digna de atención.
antonalva
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