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Voto de antonalva:
8
Drama Natalia y Carlos son dos jóvenes veinteañeros enamorados que luchan por sobrevivir en la España de la crisis. Sus limitados recursos les impiden satisfacer sus deseos y su progreso vital. No tienen grandes ambiciones porque no albergan grandes esperanzas. Para ganar dinero deciden rodar una película porno amateur.
8 de junio de 2014
74 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retratar vidas mediocres y sin interés es arriesgado y complejo, ya que existe el peligro de que desconectemos por indiferencia o pereza al ver un panorama tan poco atractivo desplegarse ante nuestros ojos. Por ello tiene incluso más mérito esta cinta sencilla y sobria que sin embargo refleja de forma brillante el irritante momento actual de una juventud que ni estudia ni trabaja, ni tiene visos de trabajar ahora o nunca, haga lo que haga, se esfuerce lo que se esfuerce, se empeñe lo que se empeñe y por mucho que porfíe hasta la desesperación. “Querer es poder.” Eso sería en época de vacas gordas y cuando ataban los perros con longanizas, pero ahora querer es desilusionarse porque no hay nada esté en nuestras manos.

Jaime Rosales vuelve a acertar de lleno. Retrata la árida cotidianeidad de unos personajes abocados al desánimo y la abulia con una destreza y garra que pone los pelos de punta. Acierta al reflejar el amor de dos jóvenes atractivos y llenos de encanto enredados en un presente exasperante por estéril e ingrato, donde las ilusiones de una paternidad inesperada apenas son motivo de alegría y sí fuente de frustración, irritación y encono. Padres separados y casi tan grises como ellos, amigos de mensajitos y noches de polígono, algún porro, alguna cerveza, el recurso de la violencia cuando la sociedad no es capaz de proteger tu integridad ni la justicia te ampara, el parque como espacio de libertad que los minúsculos pisos no proporcionan y las ilusiones marchitas de tantos problemas y escasez de medios materiales…

Formalmente la cinta es un prodigio narrativo con un desenvuelto y creativo uso de las formas actuales de comunicación (móvil, cam, mensajería), con una inventiva utilización de la elipsis, acelerando el tiempo con vertiginosa fluidez, trasladando la prisión cotidiana allende nuestras fronteras, porque tener iniciativa no conlleva tener éxito y el fracaso no se mide en píxeles ni en palabras, sino que te atrapa con una densa maraña de sinsabores y decepciones que se adosan a tu vida como un parásito. Cuando el futuro y el presente son lo mismo y no caben ilusiones más allá de final de mes es que hay algo que ha fallado. Y no saber lo que es, no impide que todo el peso caiga sobre nosotros.

La cinta no sermonea sobre el fracaso, ni fabula explicaciones sesudas, ni se detiene en condenas y tópicos, sino que ofrece un descarnado ejercicio de franqueza expositiva. Casi documental. No gustará a los que busquen paraísos artificiales ni escapismo de pirotecnia, pero ofrece un tesoro de veracidad y vida. Plenamente lograda y muy recomendable.
antonalva
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