Qué dolor y desamparo cuándo el punto álgido del día se limita a canturrear a voz en grito las atribuladas letras de alguna canción desesperada! ¡Qué desánimo cuando el único ser vivo que busca tu cercanía es un gato despeluchado y tísico que además no es tuyo, sino de un vecino esquizofrénico! ¡Qué sinsabor agridulce cuando buscas el amor y la calidez de las personas y sólo hayas mentiras, indiferencia o lejanía!

Portentoso y poderoso relato de una atractiva mujer de cincuenta y algo de años que se ve abocada a una soledad inmerecida y atroz que carcome su presente insatisfecho y desasosegado. Es inteligente, atractiva, sexualmente vital, emocionalmente cuerda pero abocada a vivir sin rumbo o con un desalentador rumbo ayuno de calidez y compenetración. Es como sí la vida le hubiese dado la espalda y toda iniciativa pareciera abocada a un callejón sin salida.

Hermosa película chilena que tras una superficie cotidiana y burguesa esconde pozos de lodo y podredumbre apenas entrevistos, apenas bosquejados, apenas intuidos. La sugerencia y la elipsis son las armas narrativas y visual de esta cinta, donde tan importante es lo que se ve como lo que está ausente u oculto. Poderosa economía narrativa que tras el mero relato de una cotidianidad apabullante descubre capas indelebles de fatalidad y congoja.

Finalmente, cómo no alabar la extraordinaria, compleja, valiente e inolvidable interpretación de Paulina García. Esta consumada artista merece todos los elogios, todos los premios y todas las loas que imaginarse pueda. No hay espacio para elaborar un panegírico que la haga justicia: ella está sublime. En definitiva, una película ingrata, intensa y desmoralizadora que llena el corazón de las fatales contradicciones de la existencia. Muy recomendable.