Haz click aquí para copiar la URL
Voto de antonalva:
8
Comedia. Drama Cuando Tsanko Petrov, un trabajador del ferrocarril, se encuentra un millón de levs en las vías del tren, decide devolver la totalidad del importe a la policía. El Estado le recompensa por ello con un nuevo reloj de pulsera... que pronto deja de funcionar. Mientras tanto, Julia Staikova, jefa de relaciones públicas en el Ministerio de Transporte, pierde su viejo reloj. Así comienza la lucha desesperada de Petrov para que le devuelvan no ... [+]
15 de julio de 2017
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kafka en Bulgaria… o camino de perdición. Podría enumerar un sinfín de títulos posibles – a cual más tremebundo, desolador o desengañado – para esta cinta y cada uno de ellos desvelaría una faceta de esta sencilla propuesta, pero ninguno de ellos sería capaz de capturar y hacer justicia del impacto emocional que puede llegar a ocasionar la astuta suma de sus sobrias imágenes y – sobre todo – de su tajante desenlace. En pocas ocasiones he transitado durante la proyección una gama tan amplia y heterogénea de opiniones: primero tuve la impresión de que me iba a aburrir como una ostra con la desaliñada cámara en mano y sus pringosas imágenes que basculan entre el apócrifo documental antropológico y el plañidero cutrerío tercermundista; pero poco a poco va creciendo la intensidad y la malicia de la cinta, ofreciendo una radiografía apabullante y áspera del calamitoso presente burocrático y cochambroso que bascula entre la funesta corrupción y el arribismo oportunista.

No es para almas pacatas o estómagos sensibles: es un mazazo rotundo y seco que te deja pegado a la butaca, abofeteado por unas imágenes que tardan en borrarse de la retina, como no queriendo abandonar nuestra memoria y dejar sitio al alivio o la esperanza, como una mala pesadilla o un delirio etílico mal metabolizado. Pocas veces ha brillado a semejante altura la cicatera ruindad de lo mezquino, pocas veces la pobreza moral y la indecencia ostentosa de la putrefacción ética ha tenido un reflejo tan austero como veraz. Una historia mínima que pudiera perecer que sólo debería ocupar apenas unos minutos de metraje se ramifica y enmaraña hasta alcanzar cotas de desasosiego e incomodidad imposibles de digerir y olvidar. El talento y el ingenio es lo que tienen: con elementos mínimos son capaces de construir un edificio en ruinas y sepultarnos bajo los escombros del descalabro total e inapelable. Es el hundimiento y abolición de la bondad, su sarcófago definitivo.

Un humor negrísimo jalona toda la trama pero en nada alivia el descorazonador hedor a descomposición que desprende su fatalista recorrido repleto de sebo y excrecencias, donde el egoísmo señorea a sus anchas y dicta una absurda lógica del fracaso. La precisión milimétrica de una planificación invisible convierte esta tragicomedia en una elegía al naufragio de cualquier confianza o ilusión; la utopía en una sociedad compasiva queda abandonada en aras de una frustración roñosa y ruin que destruye la fe en un mundo mejor y establece la tiranía de la arbitrariedad y la amargura como única realidad despótica.

Unas excelentes interpretaciones, un guión astuto y perverso, así como una dirección y montaje modélicos configuran una obra tan concisa como implacable.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow