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Voto de antonalva:
8
Drama Romeo es un médico de casi 50 años que dejó atrás las ilusiones relacionadas con su matrimonio, ahora acabado, y su Rumanía, destrozada por los acontecimientos. Para él todo lo que importa ahora es su hija, de 18 años. Tras los exámenes finales, la joven irá a estudiar a una prestigiosa escuela en Inglaterra. En la víspera del examen, la hija es atacada en la calle. A partir de entonces, hará todo lo posible para garantizar que ello no ... [+]
27 de noviembre de 2016
58 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato inmisericorde y desolador de la realidad lacerante de un país abducido por la corrupción cotidiana, donde lo único que cuenta son los favores personales que puedes hacer o te pueden hacer y las conexiones profesionales de todo tipo que facilitan conseguir lo que se necesita, cuándo se necesita, sin demasiados tapujos ni remordimientos. También es el relato de una familia disfuncional – un matrimonio en vías de ruptura y de su única hija, la niña de sus ojos – que trata de salir adelante y cuyo objetivo inmediato es conseguir que su retoño tenga un futuro mejor, lejos de su país, desvinculada de una sociedad que parecía resurgir llena de vitalidad y ansias de superación tras la penosa tiranía comunista de Nicolae Ceaușescu (1918-1989) pero que se quedó atrapada en un tenaz laberinto de corruptelas, favores, degradación y deshonestidad.

Estamos, ante una película de ficción – y no un documental – pero, por todo el entramado de sobornos, nepotismos y prebendas resulta demasiado verosímil y reconocible como para tomarlo como una mera fabulación desquiciada. El demoledor retablo que se nos presenta es angustioso y claustrofóbico. Nada parece funcionar si no conoces a la persona adecuada que pueda agilizar unos interminables trámites burocráticos que lo invaden todo como un virus maligno, que se reproduce sin cesar y corroe las entrañas de una comunidad enferma que se mueve a golpe de billetes y de sobres, de intrigas y de maniobras que subvierten el normal funcionamiento de las instituciones y de las relaciones humanas. Pero quien crea verse retratado pierde de vista la diferencia existente entre una corrupción puntual y la corrupción generalizada. Y de lo agobiante que resulta que nada funcione sin el turbio elixir del dinero.

Cristian Mungiu hace uso del plano secuencia, con largas pláticas entre los personajes, para enfatizar los vínculos existentes, recalcando el factor humano sin con ello obviar la soledad e incomunicación subyacente entre todos ellos. El protagonista se echa el mundo a sus espaldas, se cree el responsable de todos y el motor de sus vidas, con el convencimiento de que la pura voluntad y los buenos propósitos bastan para que las cosas sucedan como necesita que sucedan o como siente que tiene el derecho a que se desarrollen los acontecimientos. Pero conforme transcurre el metraje, va alejándose, poco a poco, todo lo que le importa, su casa, su amor, su hija, su reputación y sus certezas. Al final se queda suspendido en el vacío y sin nada a lo que poderse aferrar.

Excelente y exasperante. Turbia y desencantada. Un prodigio de sobriedad y buen cine. Un puñetazo a la inocencia.
antonalva
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