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Voto de antonalva:
6
25 de mayo de 2013
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿La guerra es muy mala? Sí. ¿Verte privado de tu infancia y obligado a matar para sobrevivir una crueldad inefable? Sí. ¿Vivir en un perpetuo estado de incertidumbre, tensión y descontrol un sinsentido? Claro que sí. Todas las preguntas que plantea esta película canadiense rodada en África son muy sensatas, sinceras y pertinentes, pero la falta de originalidad y de sorpresa lastran el balance final de esta interesante cinta entre bélica e infantil, donde la protagonista es raptada las 12 años (tras la arbitraria ejecución de sus padres por parte de la guerrilla) y vive un calvario de abusos, inmundicias y sinsabores que dura varios años – y por suerte para el espectador sólo 90 minutos.
¿Qué hace una niña de 12 años con una metralleta? ¿Cómo abandonar la carnicería impuesta por unos comandos que no cejan en su empeño de volver inhabitable una sociedad de por sí diezmada por el atraso y la violencia? ¿Para qué intentar enderezar el curso de una vida si todo parece abocado el sufrimiento y la desazón? Lo dicho, todo en esta película meticulosa, detallista, bien rodada y resuelta con oficio e indudables dotes plásticas suena a veraz y verídico, pero es tan previsible, tan plano, tan poco intenso que acaba por crear anticuerpos contra esa propia bondad de la que parece convertirse en abanderada.
Produce cierta fatiga la acumulación de muertes y desgracias, desencadena una cierta sensación a moralina obsoleta y bienintencionada como el sermón de un cura circunspecto y benigno, sabemos que el mal está mal y que el bien no suele triunfar, pero ir al cine para ver confirmado ese tópico parece un exceso de ingenuidad. Película interesante, correcta, hasta buena a ratos, pero produce mucho cansancio y huele a antigua. Casi una inmerecida decepción.
¿Qué hace una niña de 12 años con una metralleta? ¿Cómo abandonar la carnicería impuesta por unos comandos que no cejan en su empeño de volver inhabitable una sociedad de por sí diezmada por el atraso y la violencia? ¿Para qué intentar enderezar el curso de una vida si todo parece abocado el sufrimiento y la desazón? Lo dicho, todo en esta película meticulosa, detallista, bien rodada y resuelta con oficio e indudables dotes plásticas suena a veraz y verídico, pero es tan previsible, tan plano, tan poco intenso que acaba por crear anticuerpos contra esa propia bondad de la que parece convertirse en abanderada.
Produce cierta fatiga la acumulación de muertes y desgracias, desencadena una cierta sensación a moralina obsoleta y bienintencionada como el sermón de un cura circunspecto y benigno, sabemos que el mal está mal y que el bien no suele triunfar, pero ir al cine para ver confirmado ese tópico parece un exceso de ingenuidad. Película interesante, correcta, hasta buena a ratos, pero produce mucho cansancio y huele a antigua. Casi una inmerecida decepción.