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Voto de antonalva:
8
Drama Biopic de la obra y vida de la gran Emily Dickinson, una poetisa que paso la mayor parte de su vida en casa de sus padres en Amherst, Massachusetts. La mansión en la que vivió sirve de telón de fondo al retrato de una mujer nada convencional de la que se sabe muy poco. Nacida en 1803, fue considerada una niña con talento, pero un trauma emocional la obligó a dejar los estudios. A partir de ese momento, se retiró de la sociedad y empezó ... [+]
31 de octubre de 2016
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oscar Wilde dijo: “Las personas de familia contradicen a otros. Las personas sabias se contradicen a sí mismas.” Quizás pocos sepan de la existencia hermética y ofuscada de Emily Dickinson, una callada y atípica poetisa norteamericana que sólo gozó de una fama póstuma (y el lento aunque unánime reconocimiento de sus compatriotas), ya que apenas publicó en vida y sólo se dio a conocer gracias a que su hermana pequeña – que la adoraba – se obstinó en publicar sus miles de versos que languidecían en las profundidades del caserón familiar donde pasó casi toda su vida, sin sobresaltos ni alardes, abducida por su vocación íntima, excéntrica y obsesiva por la poesía.

El estilo lánguido y parsimonioso de Terence Davis plasma a la perfección la biografía severa e indolente de esta mujer tenaz y frágil, angustiada y estoica, meticulosa y apasionada, cándida y atormentada, que supo crear un universo imperecedero, enclaustrada por voluntad propia en una reclusión maniática, entre candelabros, chales, encajes y pasiones platónicas distantes. Nada, en apariencia, reseñable ni significativo, pero que transformó en un caudal de inspiración sublime. El ascetismo formal elegido remite a Dreyer – y pocas veces se ha retratado de manera más convincente o subyugante el encorsetado y remilgado siglo XIX.

Entre las muchas virtudes de esta cinta, cabe destacar el abordaje de los inquebrantables vínculos familiares existentes entre los miembros de la afable familia Dickinson. Su fuerza, su tesón, su apego, su entrega, su lealtad. Como dijo Gilbert Keith Chesterton, “Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen.” Se muestra sin pudor ni ambages, el poderío de unos lazos de sangre basados en el efecto, el amor y el cariño. Se recrea el lento devenir de unos hábitos que pudieran parecernos asfixiantes – por caducos o trasnochados – pero que son fuente de vigor y amparo. El refugio que nos acoge pese a nuestras debilidades o incongruencias. Hay un momento sobrecogedor que nos muestra el inexorable paso del tiempo; basta un preciso y admirable encadenado de imágenes para reflejar la fugacidad que nos anega.

La paradójica y extravagante personalidad de la escritora infeliz encuentra un alma afín que ha realizado una obra admirable en su sobriedad y sencillez, pura filigrana visual y virguería sonora, que combina imagen, palabra, música y silencio con una destreza encomiables. Además cuenta con la portentosa interpretación de Cynthia Nixon, que acierta en el tono y el gesto. No será plato de gusto para impacientes o adictos al barullo, pero es un deleite para quienes sepan degustar un buen vino y paladear sus insondables matices.
antonalva
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