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Voto de antonalva:
6
Drama Turín, 1969. Massimo es un joven de nueve años que disfruta de una infancia feliz junto a su madre, una mujer cariñosa pero psicológicamente inestable. Una mañana, el pequeño es invitado a pasar unos días en casa de unos vecinos, quienes le explican que su madre ha fallecido. Massimo, quien crece sin haber conocido las causas de la muerte de su progenitora y nunca entablar relación con su padre. Treinta años más tarde, Massimo se ha ... [+]
19 de febrero de 2017
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La orfandad puede ser terrible, sobre todo cuando has tenido una vinculación muy estrecha y simbiótica con tu madre, que además te ha dejado cuando sólo tenías nueve años… y no lo has conseguido o querido superar en ningún momento y sigues anclado en el paraíso perdido del que te arrancó su temprana marcha. El desamparo emocional que deja el vacío de una pérdida tan íntima y lacerante es un calvario sin cadenas pero con unas ataduras imperceptibles que te atan sin remisión a lo que pudo ser y no fue. Y te puede hacer recorrer el mundo, atravesar fronteras, hundirte en desgracias ajenas y enfangarte con el dolor de los demás, pero sin que nada de todo ello te toque ni alcance porque tienes el corazón roto y permaneces unido al extravío de lo pretérito.

Quizás resulte un relato demasiado premioso y prolijo, con algunas salidas de tono y ciertas sub-tramas que alargan el metraje – sin añadir nada significativo – y dispersan la atención y ponen a prueba la resistencia del espectador. Le habría venido bien una mayor concentración y concisión, ya que a ratos uno no sabe qué nos quieren contar ni a dónde quieren llegarnos, aunque es verdad que hacia el final todos los cabos confluyen y alcanza una intensidad trágica y desoladora muy encomiable. Esa descompensación y disgregación, ese exceso de episodios y anécdotas, son un borrón en el desarrollo de la trama y del drama, que parece no querer despegar y por momentos flaquea la confianza en el meollo urdido. Por fortuna, el trecho final es lo mejor del conjunto y te reconcilia con la propuesta.

El visionado de la cinta fluctúa entre la tortura y la compasión, entre la compresión y la perplejidad, entre el escepticismo y la ternura. No se hace fácil recomendarla por sus muchos altibajos y arritmias, por su excesiva duración y su sinuoso recorrido. Sin embargo, vista como un todo es meritoria y sugerente, tal vez imperfecta pero con algunos logros muy loables. No busca agradar al público, no pretende engatusarle con sensiblerías o sentimentalismos trasnochados, explora un lirismo del contrasentido y la contradicción, indaga sobre los recodos de la verdad y la angustia de la insinceridad, denuncia las mentiras piadosas y los silencios cómplices, ahonda en los abismos del duelo y la fatalidad, se adentra en parajes yermos e inquietantes. Es una obra estimulante y fecunda por sus muchas paradojas y desatinos.

En resumen, un jeroglífico intimista e irregular, algo ensimismado y críptico, tan irritante como interesante.
antonalva
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