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Voto de antonalva:
7
Drama. Thriller Año 2009, en el cuerno de África. En aguas internacionales a 145 millas de la costa de Somalia, el buque carguero “Maersk Alabama”, al mando del capitán de la marina mercante estadounidense Richard Phillips (Tom Hanks), fue abordado y retenido por piratas somalíes, siendo el primer barco norteamericano secuestrado en los últimos doscientos años. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2013
32 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer parecer fácil lo difícil es señal de talento. El director británico Paul Greengrass ya había dado sobradas muestras de talento y saber hacer en anteriores cintas de acción, intrincado género donde lo convencional suele hundir o empañar las mejores intenciones y donde los bueno propósitos suelen naufragar por exceso o defecto. Y Greengrass sabe darle el tono justo, la justa medida y la tensión necesaria para que más de dos horas de una situación única y claustrofóbica – el secuestro de un navío y la odisea de su atribulado capitán – pasen en un suspiro y nos dejen al borde del asiento, tensionados, inquietos, desasosegados, intrigados y agradecidos.

No hay novedad, ni filigrana, ni hallazgos, ni escenas memorables, ni imágenes indelebles – y, sin embargo, todo funciona a la perfección como una excelente maquinaria engrasada, sin fisuras ni divagaciones, sin pérdida de interés, ni desfallecimiento, sin digresiones, ni vaguedades, sin veleidades autorales, ni ínfulas trascendentes. La sobriedad como sello inconfundible, la concisión como regalo a redescubrir, la humildad como atributo de los que no necesitan demostrar que son grandes porque saben que lo son. Sin más.

Decir que una película es muy entretenida y ofrece un logrado espectáculo en el que cada dólar invertido luce en su justa medida, parece un desdoro, pero no se me ocurre mayor elogio, ni más sincero agradecimiento. Todo funciona bien, hasta el indigesto Tom Hanks está perfecto y digno de elogio en su obstinada estolidez y ecuánime visión de la situación. No hay fisuras en su actuación, como no las hay en el montaje o la música o la fotografía o la vigorosa dirección antes alabada. Que todo sea perfecto no es señal de dinero, sino de talento.

Cine entretenido, diseñado, pensado y ejecutado para distraer al común de los mortales de su fatalidad cotidiana, y hacerle disfrutar con las contrariedades ajenas. Encomiable por raro e inusual: espectáculo ameno y planamente logrado.
antonalva
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