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Voto de antonalva:
6
Comedia La vida de Tracy (Lola Kirke), una joven solitaria y muy poco popular estudiante de primer año, sufre un completo cambio cuando aparece en escena la impetuosa y aventurera Brooke (Greta Gerwig), una treintañera que se va a convertir en su hermanastra, pues la madre de Tracy está a punto de casarse con el padre de Brooke. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2015
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
No acabo de entender – ni de compartir – el aprecio que cierto público y algunos críticos sienten por las películas de Noah Baumbach, como si fuera el paradigma de la nueva comedia sofisticada yanqui. Casi siempre me parece que sus intenciones son mejores que sus resultados, prometiendo mucho pero ofreciendo resultados discretos (aunque interesantes), acertando en el colorido y en los personajes pero desperdiciando posibilidades o quedándose por debajo de las expectativas que genera. Adolece de un exceso de indulgencia, como si la innegable simpatía que propagan sus personajes le excusara de trabajar más los guiones o le dispensara de elaborar tramas más arriesgadas que trascendieran el mero afán voluntarioso que pone en sus proyectos.

Aquí estamos ante un enredo agradable, cómodo, bien dialogado e interpretado, que despierta la sonrisa cómplice sin demasiada dificultad, pero se queda en eso, en una pantomima artificiosa y edulcorada, carente de conflictos reales ni de meollos trascendentes, mero ejercicio embaucador al que no le sobran ideas ni situaciones ingeniosas pero al que le falta mordiente, veracidad y vida. Todo resulta grato, risueño, deleitoso y juguetón pero se echa en falta algo menos de artificio y trivialidad. Vamos, demasiado ruido para tan pocas nueces. No es que una comedia tenga que ser enjundiosa por norma, pero al menos cabría exigirle algo más que ser un ingenuo pasatiempo insustancial.

Por ello, si atendemos a lo que hay, no contiene demasiado que objetar. Los actores resultan convincentes y seductores, las situaciones ofrecen oportunidades de lucimiento y sonrisas, el tono es amable y ameno, el metraje fluye elegante, cálido y con gracejo. Pero se queda en eso, en una verborrea chispeante pero superficial, en un exceso de labia carente de alma, más atenta por resultar brillante o en poder ser citada y repetida, que en desvelar dobleces de los personajes o en revelar intimidades insondables o imprevistas. Hay demasiadas palabras y demasiado poco fundamento. Tan fácil de consumir como sencillo e inmediato de olvidar.

En definitiva, simpática, asequible e intrascendente, voluble y predecible, frívola y hueca. A ratos centelleante, a ratos anodina, a ratos cómplice, a ratos vana, a ratos entretenida, a ratos plana y repetitiva. Dicen que es una aguda radiografía de los neoyorquinos que pueblan dicha urbe, pero me daría pena que así fuera, porque la simpleza (que es patrimonio de todos) necesita de algún aderezo adicional para hacerla sugestiva. Y aquí falta adobo o sobra insignificancia. Un producto de consumo inmediato de la cocina rápida.
antonalva
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