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Voto de antonalva:
6
Thriller Paulina es una joven abogada que regresa a su ciudad para dedicarse a labores sociales. Trabaja en un programa de defensa de los derechos humanos en zonas humildes de la periferia de la ciudad. Tras la segunda semana de trabajo, es interceptada y atacada por una patota. Remake del clásico del cine argentino del mismo nombre, que en 1961 dirigió Daniel Tinayre, con Mirtha Legrand como protagonista. (FILMAFFINITY)
16 de noviembre de 2015
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un retrato poderoso de un personaje femenino que marca su independencia, que se enfrenta a su padre y a su novio, se rebela contra una previsible carrera exitosa en la judicatura y se revuelve contra las decisiones que otros toman por ella, colisionando con los convencionalismos al uso y demostrando que la integridad moral no conoce de vínculos afectivos, ni de servilismos trasnochados, ni de sumisiones tácitas o expresas. Independencia ante todo y con la cabeza bien alta. Ser iconoclasta no significa llevar siempre la razón, pero al menos transitas tu propio camino (y no el camino que te trazan los demás, por mucho que digan quererte). Ser heterodoxo conlleva un precio pero la protagonista está dispuesta a pagarlo. Es el peaje de los inconformistas.

También estamos ante un remake de una película argentina estrenada en 1960, debida a la pluma del español Eduardo Borrás y dirigida por Daniel Tinayre. Lo que hace más de cincuenta años fue un retrato rupturista y original de una mujer ultrajada por sus alumnos, ahora adolece de un exceso de verborrea ampulosa y contiene cierto tufillo a naftalina y rebeldía de opereta. No basta con tener un personaje potente y una historia interesante, conviene atender también a la verosimilitud psicológica y a la coherencia del relato. Y aquí hay un déficit notorio en cuanto a revelar las motivaciones de su protagonista, lo cual hace casi ininteligible su cadena de decisiones, enturbia sus reacciones insólitas, afea su afán por llevar la contraria por sistema.

Contar con la presencia cautivadora – avalada por una excelente actuación – de Dolores Fonzi contribuye a confundir al espectador. Ella está muy por encima del material que transita, ella tiene una fuerza y transmite una verdad de la cual el relato carece por haberse quedado estancado o anticuado. Su magnetismo difumina que el relato hace aguas por varios frentes: ¿Es un alegato indigenista o una apología del engaño judicial? ¿Es una alabanza de la rebeldía o un panegírico del síndrome de Estocolmo? ¿Es una loa a la ayuda a los desfavorecidos o una denuncia de las ñoñas buena intenciones de los pijos capitalinos? ¿Es una defensa de la mujer emancipada o una ofensa para las mujeres libres? La narración es ambigua, críptica y esotérica y no convence. La simpatía que despierta su estrella no compensa los altibajos de la trama.

En definitiva, película interesante e intensa, que te arrastra como un huracán y te zarandea sin piedad, con algunos momentos memorables (el plano-secuencia inicial), pero tras el visionado repara uno en sus costuras y se rebelan sus debilidades. Imperfección camuflada de virtud.
antonalva
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