La serie me ganó en cuanto vi los créditos iniciales. Creo que beben directamente de los de Dexter, que cautivaban e impresionaban la primera y todas las demás veces que veías el capítulo, igual que pasó posteriormente con los de True Blood, y que aquí cuando la serie deja de perder la fuerza del terror y empieza a ganar toda (y de qué manera) la de Thriller, siguen acojonando a cada capítulo, y bastante más que el capítulo en sí.

El primer capítulo es en si una obra de terror de psicológico, un ejercicio bastante elegante de gore, que juega con decir lo más terrorífico en voz bajita, y en intentar entrecolar lo macabro con los sustos. Detalles realmente perturbadores y que se van colando sin querer en tu mente, mientras tus ojos sólo ven casas fantasmales; La madre diciendo que tuvo que parir a su hijo ya muerto, sabiendo que estaba muerto, cada una de las secuencias de Jessica Lange. La críada (¡qué criada de tan buen ver!) que recuerda irremediablemente a la señorita cadáver de El Resplandor. La serie cae en los tópicos, y el que no pueda verlo y se sorprenda a cada nueva revelación tétrica, es que ha visto poco terror. El amante de terror grita un "¡Si, nena!" cada vez que se da una pista sobre los misterios de la casa, cuál amante de los zombies al ver una cabeza de no muerto siento reventada en primer plano por una escopeta de granjero americano.