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Voto de korzowei:
9
6,5
7.016
Terror
Los zombies se han apoderado del planeta, y el número de humanos se reduce a uno por cada 400.000 muertos vivientes. Un pequeño grupo de personas, formado por científicos y militares, se refugian en una antigua instalación subterránea del gobierno. Allí intentan contactar sin éxito con otros grupos supervivientes. Mientras, los doctores investigan el origen del fenómeno, y de su posible cura; a la vez que intentan "domesticar" a un ... [+]
30 de agosto de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, no va de eso. Como las películas de este tipo que realmente merecen la pena, los zombies no son el motor del film, no son la temática: son la excusa. Y una excusa que no es más que un regalo para los fans de la casquería y las orgías de sangre (cosa que siempre se agradece, claro).
No, en realidad el objeto de estudio y vivisección aqui (y en irónico paralelismo con el entrañable “Doctor Frankenstein” de la peli) no son los muertos, son los vivos. Como colofón de una trilogía que se hizo famosa por cimentar las reglas del género, pero que tuvo en su objetivo siempre la crítica social (racismo e incomprensión en la primera, consumismo y aislamiento urbano en la segunda) por encima del terror y el gore (sin abandonarlos nunca para goce del respetable), El Día de los Muertos es la más pausada, reflexiva y psicológica de todas. De hecho, los zombies aparecen muy poquito en la película, son un macguffin absoluto, pues la tesis central de aquí es que la verdadera amenaza somos nosotros mismos, a modo de ferviente crítica antimilitar que sería recuperada por Danny Boyle en 28 Días Depués. Aaaayyy el viejo homo homini lupus…
Pero aquí el filme no se queda sólo en el antimilitarismo a pesar de ser la idea más reforzada. La película es un retrato de las relaciones sociales de las diferentes personalidades y como ese choque es el que nos impide convivir de forma pacífica: "ese es el gran problema del mundo, la gente tiene ideas muy diferentes de lo que espera de la vida", le dice John a Sarah, encerrando en una frase tan sencilla una revelación a todo el motor de la Historia del ser humano.
Y es que aquí cada personaje representa una idea, una ideología, una forma de afrontar la existencia, desde el autoritarismo del capitán Rhodes, que piensa que la violencia es el único modo de supremacía (ya sea entre humanos o zombies), la fascinación por el conocimiento del profesor que experimenta con el entrañable Bub (el hecho de que lo llamen Frankenstein es más que una broma, es una referencia a la novela tecnofóbica por excelencia) o el cinismo irónico de los pilotos John, descreído y erudito, y William, aterrorizado por un mundo que no comprende y ahogando sus penas en alcohol. La pareja protagonista viene a ser la más vulnerable de todas, el pobre Miguel se ve superado por las circunstancias de estar vivo en un mundo cruel que le lleva a comportarse de un modo que el mismo odia, y Sarah, la cual es la más dubitativa de todos, y paradójicamente, la que más esperanzas alberga* (sigue en spoiler)
Sí, es lenta, atmosférica, tiene interpretaciones y música de serie B, pero vamos a ver, ustedes a que venían!!?? Solo esperen un poco y empezará el festín gore...
No, en realidad el objeto de estudio y vivisección aqui (y en irónico paralelismo con el entrañable “Doctor Frankenstein” de la peli) no son los muertos, son los vivos. Como colofón de una trilogía que se hizo famosa por cimentar las reglas del género, pero que tuvo en su objetivo siempre la crítica social (racismo e incomprensión en la primera, consumismo y aislamiento urbano en la segunda) por encima del terror y el gore (sin abandonarlos nunca para goce del respetable), El Día de los Muertos es la más pausada, reflexiva y psicológica de todas. De hecho, los zombies aparecen muy poquito en la película, son un macguffin absoluto, pues la tesis central de aquí es que la verdadera amenaza somos nosotros mismos, a modo de ferviente crítica antimilitar que sería recuperada por Danny Boyle en 28 Días Depués. Aaaayyy el viejo homo homini lupus…
Pero aquí el filme no se queda sólo en el antimilitarismo a pesar de ser la idea más reforzada. La película es un retrato de las relaciones sociales de las diferentes personalidades y como ese choque es el que nos impide convivir de forma pacífica: "ese es el gran problema del mundo, la gente tiene ideas muy diferentes de lo que espera de la vida", le dice John a Sarah, encerrando en una frase tan sencilla una revelación a todo el motor de la Historia del ser humano.
Y es que aquí cada personaje representa una idea, una ideología, una forma de afrontar la existencia, desde el autoritarismo del capitán Rhodes, que piensa que la violencia es el único modo de supremacía (ya sea entre humanos o zombies), la fascinación por el conocimiento del profesor que experimenta con el entrañable Bub (el hecho de que lo llamen Frankenstein es más que una broma, es una referencia a la novela tecnofóbica por excelencia) o el cinismo irónico de los pilotos John, descreído y erudito, y William, aterrorizado por un mundo que no comprende y ahogando sus penas en alcohol. La pareja protagonista viene a ser la más vulnerable de todas, el pobre Miguel se ve superado por las circunstancias de estar vivo en un mundo cruel que le lleva a comportarse de un modo que el mismo odia, y Sarah, la cual es la más dubitativa de todos, y paradójicamente, la que más esperanzas alberga* (sigue en spoiler)
Sí, es lenta, atmosférica, tiene interpretaciones y música de serie B, pero vamos a ver, ustedes a que venían!!?? Solo esperen un poco y empezará el festín gore...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El dinero volando en una ciudad plagada de seres mucho más básicos y primarios que ello, no le prestan atención. Están demasiado ocupados buscando algo que comer. La imagen es tan poderosa que habla por si misma
* Sarah es el personaje central en una obra coral como suelen ser las de Romero, y por ello el más complejo, o mejor dicho, al contrario: el que más llama la atención por su indefinición. Mientras que todos los demás caracteres tienen muy claro hacia donde dirigir sus vidas y como afrontar el sinsentido de la existencia, ella duda constantemente, quiere ayudar a la gente a construir algo mejor, pero no sabe como hacerlo, sigue saliendo con un hombre que le maltrata y tiene constantes pesadillas.
Ella es el reflejo de la indefinición humana, de la incansable sed de respuestas (como le dice John, “lo que tu buscas nunca lo encontrarás”). La película, en una suerte de broma simbólica y macabra, comienza con ella tachando días en el calendario, lo que nos puede llevar a pensar que lleva la cuenta del tiempo que ha pasado (o que le queda) entre las rejas de la pesadilla creada, no sólo por los zombies de ahí afuera, si no por los hombres de ahí dentro (además, es la única mujer superviviente), pero en la última escena, cuando parece que todos se han librado de tan aciago destino y disfrutan de la libertad, ella sigue contando los días. ¿Tiene sentido seguir haciéndolo en un contexto como el suyo, habiendo por fin escapado del Apocalipsis a una paradisíaca isla abandonada? ¿Por qué necesita seguir llevando la cuenta del el tiempo en tal situación? ¿Qué es lo que está aguardando en ese momento?
Su obsesión es el por qué de la existencia misma, no es capaz de conformarse con algo tan simple como vivir, respirar. Necesita marcarse una nueva dificultad para sentirse viva y útil. Así de complicado es el ser humano.
Se nos puso metafísico Romero…
* Sarah es el personaje central en una obra coral como suelen ser las de Romero, y por ello el más complejo, o mejor dicho, al contrario: el que más llama la atención por su indefinición. Mientras que todos los demás caracteres tienen muy claro hacia donde dirigir sus vidas y como afrontar el sinsentido de la existencia, ella duda constantemente, quiere ayudar a la gente a construir algo mejor, pero no sabe como hacerlo, sigue saliendo con un hombre que le maltrata y tiene constantes pesadillas.
Ella es el reflejo de la indefinición humana, de la incansable sed de respuestas (como le dice John, “lo que tu buscas nunca lo encontrarás”). La película, en una suerte de broma simbólica y macabra, comienza con ella tachando días en el calendario, lo que nos puede llevar a pensar que lleva la cuenta del tiempo que ha pasado (o que le queda) entre las rejas de la pesadilla creada, no sólo por los zombies de ahí afuera, si no por los hombres de ahí dentro (además, es la única mujer superviviente), pero en la última escena, cuando parece que todos se han librado de tan aciago destino y disfrutan de la libertad, ella sigue contando los días. ¿Tiene sentido seguir haciéndolo en un contexto como el suyo, habiendo por fin escapado del Apocalipsis a una paradisíaca isla abandonada? ¿Por qué necesita seguir llevando la cuenta del el tiempo en tal situación? ¿Qué es lo que está aguardando en ese momento?
Su obsesión es el por qué de la existencia misma, no es capaz de conformarse con algo tan simple como vivir, respirar. Necesita marcarse una nueva dificultad para sentirse viva y útil. Así de complicado es el ser humano.
Se nos puso metafísico Romero…