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Voto de Quatermain80:
7
Comedia. Drama Durante la ocupación nazi de París, un torpe e ingenuo estraperlista se ve obligado a pedir ayuda a un extraño individuo que dice ser pintor para poder transportar en varias maletas un cerdo troceado. Juntos tendrán que cruzar la ciudad en plena noche. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cineasta un tanto olvidado en la actualidad, Autant-Lara fue, sin embargo, uno de los principales realizadores franceses de la década de los 50, y títulos como este explican tal realidad, mal que les pesara a los jóvenes integrantes de la "Nouvelle Vague", que hicieron de la crítica destructiva hacia su obra una de sus principales banderas.

La película es un retrato a medio camino entre la comedia y la ironía del París ocupado durante la segunda guerra mundial, como bien ponen de manifiesto los primeros planos, que transmiten rápidamente las privaciones reinantes en la ciudad y el ingenio al que recurren sus habitantes para cubrir sus necesidades básicas. Así pues, el director enfatiza en todo momento la descripción de ambientes, que bien apoyada por una abundante cantidad de personajes, logra plasmar una realidad caracterizada por las carencias materiales, la desconfianza, el disimulo y una vaga pero muy real sensación de amenaza.

Por tanto, la historia del azaroso periplo de ese cerdo troceado, repartido en cuatro maletas y confiado a esa peculiar y contradictoria pareja que conforman Bourvil y Gabin, no deja de ser una hábil fórmula narrativa a la que recurren guionistas y realizador para lograr un mejor análisis de la situación del París ocupado, así como de las reacciones y actitudes de sus gentes, que aunque son mostradas desde una perspectiva cómica, dejan traslucir un evidente fondo crítico, especialmente a través del retrato que se hace de algunos personajes, que parecen buscar su interés por encima de todo.

Buenas localizaciones, que son aprovechadas para una excelente recreación de ambientes y situaciones características de la ocupación (el toque de queda, los apagones, las colas para recibir alimentos, las patrullas, el estraperlo, los bombardeos, las detenciones y deportaciones), siendo realzadas por la nocturnidad que impregna el filme, que cuenta con una contrastada fotografía, francamente eficaz y adecuada para la historia (la noche como símbolo de los que se ocultan, escapan, disimulan o acechan). Bien interpretada, la película tiene algunas secuencias destacables, como el sacrificio del cerdo, la negociación al alza del "pintor" con ese histérico carnicero que interpreta De Funès, la persecución de los perros, o la deportación en camión de Martin, cuyo último plano fijo nos hace temer lo peor.

Concluyendo, una acertada travesía por una época y una ciudad, que hoy tiene más valor como documento histórico que como comedia (no es una película desternillante, desde luego), pero que logra plenamente sus objetivos, a pesar de que yo encuentre innecesario, aunque comprensible, el epílogo que la cierra.
Quatermain80
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