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Voto de Quatermain80:
8
Documental Entre marzo y septiembre de 1973, izquierdas y derechas se enfrentan en la calle, en las fábricas, en los tribunales, en las universidades, en el Parlamento y en los medios de comunicación. La situación es insostenible. Estados Unidos financia la huelga de los camioneros y fomenta el caos social. Allende trata de llegar a un acuerdo con las fuerzas de la Democracia Cristiana, pero fracasa. Las propias contradicciones de la izquierda ... [+]
29 de abril de 2012
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retomando los acontecimientos donde los dejara la primera parte -el fallido primer intento de golpe militar-, este segundo acto de "La batalla de Chile" se halla presidido por un constante y amenazador ruido de sables, y muy especialmente centrado en las encontradas respuestas y actitudes a las que esta situación empujó a la izquierda.

Partiendo del hecho de que la opción violenta quedaba descartada -un rasgo único y encomiable de lo que se dio en llamar la "vía chilena al socialismo"-, la estrategia que la izquierda podía oponer a la creciente marea reaccionaria (plasmada en el intervencionismo militar en las fábricas, la manipulada huelga del transporte, los atentados de la extrema derecha y la ofensiva de los medios) se limitaba a dos opciones; o bien se apostaba por el control efectivo de los medios de producción mediante la ocupación y gestión obrera de las fábricas, o bien por contemporizar, tratando de llegar a un acuerdo de gobernabilidad con el ala moderada de la Democracia Cristiana y con el sector constitucionalista de las Fuerzas Armadas.

Esta encrucijada clave nos es mostrada de la mejor manera posible, esto es, filmando los propios debates desarrollados en los sectores obreros; así, resulta enormemente interesante la secuencia en que un representante del gobierno trata de convencer a los trabajadores miembros de un cordón industrial (un sistema de autogestión), plasmándose en ella las razones del primero (el aislamiento internacional de Chile, la falta de divisas y la necesidad de mantener la legalidad) y las de los segundos (la ocupación y gestión obrera de las fábricas como principal medio de unión de la clase trabajadora en defensa del proceso revolucionario). Igualmente destacable es la entrevista realizada -en medio de una impresionante manifestación- a un viejo militante marxista, que expresa su apoyo al gobierno y la necesidad de aunar esfuerzos y no perderse en debates estériles, so pena de repetir la situación que se dio en España durante la Guerra civil, reflexión que resulta poco menos que profética.

Formalmente se mantienen las constantes ya mencionadas en la primera parte, aunque en esta hay un momento que, cinematográficamente, resulta de apabullante brillantez dramática; me refiero a la secuencia del entierro del comandante Araya (interlocutor de Allende, asesinado por grupos de extrema derecha), en la que la cámara toma primeros planos de la cúpula militar mientras suena la música fúnebre.
Sigue en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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