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Voto de Quatermain80:
7
Bélico El ejército británico contrata a un grupo de mercenarios y les encomienda una misión en la zona del Sahara ocupada por las tropas nazis: destruir los depósitos de combustible alemanes, sin los cuales Rommel, el Zorro del desierto, no podría llevar a cabo sus planes. El ejército británico confía el mando de la misión al coronel Masters, un experto en combustibles. (FILMAFFINITY)
29 de febrero de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cineasta bastante olvidado, André de Toth se despedía prácticamente de la profesión con esta película (aún realizaría otra más, de escaso mérito, en los ochenta), que carece, en mi opinión, del reconocimiento debido.

Como bien han apuntado otros usuarios el argumento nos remite de inmediato a la conocidísima "The Dirty Dozen", de Aldrich, que realizada un año antes, no me parece superior a esta. De hecho creo que la película de De Toth desarrolla mejor la idea central que ambos filmes comparten, que viene a ser la de que las guerras se ganan empleando los medios y personas más abyectos, sin que exista lugar para el honor, el heroísmo, y demás aspectos con que se suelen "adornar" las guerras en el cine. En la película de Aldrich el gusto por la acción, su excesivo peso, por muy brillantemente filmado que esté, resulta bueno como espectáculo, pero perjudica un tanto la claridad del mensaje, cosa que no ocurre en esta "Play Dirty", siempre clara en sus intenciones desmitificadoras.

Así, los siete protagonistas de la película son personajes indeseables y violentos (también Caine, que pronto deja a un lado su hipocresía, sumándose a la brutal sinceridad guerrera que encarna Davenport), que no dudan en cometer cualquier atrocidad con tal de seguir vivos -eso es siempre lo primero en la guerra- y cumplir su misión -eso es, a veces, lo segundo-. Pero la crítica no se queda en mostrar el salvajismo de estos "recursos humanos", sino que apunta directamente a quienes los mandan, retratando a una oficialidad carente de todo escrúpulo, que los utiliza para hacer el trabajo sucio, pero está siempre dispuesta a olvidarlos y dejarlos en la estacada (de hecho, al final de la película el espectador tiende a sentir mayor desprecio por los mandos, pues a diferencia de los siete "elementos" que componen el comando, ellos sí son hipócritas).

Con un acertado guión, que explota hábilmente los roces iniciales entre los dos protagonistas para después unirlos en la certeza común ("jugar sucio es jugar seguro"), sorprende también la inclusión de una pareja de árabes homosexuales (que nuestra vigilante censura se apresuró a convertir en hermanos, en una de esas decisiones sublimes que la caracterizaban), mostrando así su afán por salirse de las convenciones habituales. Con un buen ritmo, eficaces interpretaciones y acertadas dosis de acción (que no llegan a ofuscar el mensaje central), destacan varias secuencias, especialmente las que inician y culminan el filme, y que, sumadas al resto del metraje, condensan esa visión descarnada y cáustica de una guerra en la que los héroes son villanos, sus mandos traidores, la "misión cumplida" un perjuicio militar, y la muerte no es cosa del enemigo.

Resumiendo, la conclusión es similar a la que expresaba John Wayne en "Horse Soldiers" ("Misión de Audaces"), cuando William Holden le reprochaba su dureza e inhumanidad: "Doctor, la guerra no es precisamente un asunto civilizado".
Quatermain80
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